sábado, 30 de agosto de 2008

IMÁGENES 2





















CUENTOS FANTÁSTICOS II


Se vende esta casa (cuento)

A H.P. Lovecraft

—Esa vieja debe estar chiflada... —comentó el agente inmobiliario al tempranero cliente que, recorte de periódico en mano, se le presentó a solicitar informes sobre una propiedad en venta en la zona rural de Luque—. Insiste en vender esa vivienda, casi morienda y en ruinas, al precio de una seminueva. No creo que a Ud. le guste la casa ni el precio, pero si insiste, le llevaré a conversar con esa ¡ejem! señora.
El visitante, hombre alto y robusto, de poco más de cincuenta fatigados años, asintió al vendedor, resoplando de calor pese al climatizador artificial que engañaba al tórrido verano.
—No se preocupe Ud. por detalles. Si llegamos a un acuerdo, tendrá su comisión. Esa casa es justo lo que necesito para mis ¡ejem! investigaciones. Apartada, silenciosa y con pocos vecinos fisgones. Lo que quisiera saber son los motivos por los cuales la dueña quiere venderla. Tengo entendido que es una anciana solitaria y mañosa.
—Sí. Es viuda de un funcionario jubilado, y su único hijo fue asesinado en circunstancias no muy claras, hace como diez años. Se sospecha que en un probable ajuste de cuentas entre robacoches o asaltantes. Nunca se supo quién lo mató, y la policía archivó el caso. —explicó el corredor de inmuebles de la firma—. Tal vez no se sepa nunca los entretelones del asunto. La... este... señora no tiene parientes ni otros descendientes en el país. Puso en venta la propiedad hace un tiempo, pero como verá, el precio que pide no está en consonancia con el valor real del inmueble. La casa deberá ser demolida de todos modo, pues apenas se tiene en pie de puro instinto de conservación y, además, carece de agua corriente, luz y desagüe, pero el solar es bello.
—Puedo ir solo, si le parece. —exclamó el cliente—. Tengo mi auto y conozco el lugar. Tal vez esa... dama se avenga a regatear un poco, pero la propiedad me gusta y estoy dispuesto a pagar el precio que me fije. Yo tampoco tengo familia. Hice una pequeña fortuna viajando por el mundo y no tuve tiempo de casarme y todo eso. Tal vez más adelante.
Tras algunos intercambios de datos, el cliente se retiró. Tenía anotado en una tarjeta el nombre y apellido de la anciana viuda y algunas señas del lugar. La propiedad estaba en los suburbios de una pequeña ciudad satélite de Asunción, con caminos de tierra y paisajes rurales típicos de la zona metropolitana. El cliente decidió recorrer los alrededores de la rústica propiedad para cerciorarse de la vecindad y de sus dimensiones. Comprobó que fuera de dos o tres tambos y ranchos de los alrededores, casi no había vecinos. En cuanto a la propiedad, disponía de menos de una hectárea de quinta, aunque bastante abandonada y cubierta de malezas. Tal vez debería invertir tiempo en la limpieza de... esa pocilga, o poco menos, antes de habitarla.
—Tome asiento, por favor —dijo la viuda al posible comprador—. Estoy tan sola desde que murió mi hijo y pocas oportunidades tengo de charlar con alguien. ¿No tiene apuro, verdad?
—Ninguno, señora —respondió el recién llegado, disimulando su mal contenida ansiedad—. Pienso quedarme en la ciudad hasta dejar en orden todo a fin de mudarme lo antes posible a este lugar. Tengo prisa por reanudar mi trabajo de investigaciones antropológicas. Deseo cerrar el trato ahora. Luego vendré a vivir aquí. Mientras tanto, haré limpieza en la propiedad. Puedo hacerle entrega de una seña para que Ud. disponga de otro sitio pronto. ¿No le parece?
—Veo que está impaciente por ocupar la propiedad señor. ¿Cómo dijo que se llama? —preguntó la anciana excéntrica de la casona vieja, recordando de pronto que tampoco ella se había dado a conocer, aunque obvió ese detalle.
—Hurtado. Javier Hurtado, y encantado de conocerla.
—Bueno. Ahora, Sr. Hurtado tratemos de sus condiciones y de la seña de que me habló. Si le parece, concretamos luego el negocio. Noto a Ud. algo nervioso y cansado, como si llevara un gran peso encima. ¿Gustaría servirse un poco de jugo de naranja?
—Disculpe. Es que llevo bastante tiempo buscando una casa para dedicarme a escribir e investigar. Soy antropólogo y estuve mucho tiempo por la región de los ayoreos y... mire, aqui le hago un cheque por los primeros cincuenta millones de guaraníes. Quisiera ocupar la propiedad lo antes posible.
—¡Cómo no, Sr. Hurtado! Pero, creo que será mejor que me trajera efectivo y al contado. Venga mañana con el dinero y le daré el gusto de irme a una pensión. O tal vez me daría una vueltecita por Europa. ¡Hace tanto la quiero conocer!
—Con mucho gusto, señora. Mañana a la tarde vendré con el dinero y con un escribano para...
—¡Oh! No se preocupe Ud. por el escribano. Le doy mi palabra de que apenas reciba el dinero, dejaré para siempre este lugar y podrá protocolizarlo todo mañana en su escribanía, a donde acudiré a primera hora. O quizá puedo citar a mi escribano aquó mismo. ¡Eso es! Venga a la noche, que el escribano acudirá aquí mismo para dejar a Ud. con todo.
El hombre sonrió aliviado. ¡Pasado mañana podría iniciar la búsqueda...!
El automóvil del Sr. Hurtado tuvo que quedarse en un taller ese día por causa de un imprevisto percance de motor, por lo que tomó un taxi para acudir a su cita con la anciana. La distancia no era mucha y podría quizá caminar un poco para serenarse. Estaba cerca de su objetivo. Tras despedir al taximetrista, se internó por los ásperos senderos de tierra que conducían a la casona, donde finalmente se anunció aplaudiendo, y al divisar una débil luz que surgía de la puerta principal, entró con decisión. La dama lo recibió con amabilidad, empuñando un quinqué de kerosén y no pudo evitar tener que aceptar un vaso de limonada. Por otra parte el calor aún hegemónico pese a la hora, lo exigía convincentemente, sin duda. La anciana extendió una carpeta con el documento de propiedad, ya listo y con el recibo firmado por ella misma, pero era todo tan irreal a la mortecina luz de la farola y dos candiles, que hasta se sintió ridículo.
—Más tarde vendrá el escribano para el traspaso —dijo la señora—. Luego me iré a un hotel y le dejo las manos libres.
Tras beber todo el vaso de limonada, algo amarga por lo demás, Hurtado alzó su maletín como si fuese a echar mano al dinero contante que presuntamente traía. Luego de depositarlo en la mesa, púsose a leer el documento, de la propiedad, en tanto la anciana volvió a llenar su vaso con añadido de hielo, seguramente adquirido en un almacén, como intentando iniciar una charla informal. La anciana ni siquiera se molestó en contar los fajos de billetes. Simplemente se dirigió a él como confesándole una confidencia.
—Me va a doler mucho, señor, tener que dejar mi casa y los recuerdos de mi hijo, pero la necesidad me obliga. ¡Soy tan pobre y desamparada!
El Sr. Hurtado tomó distraídamente su vaso y lo bebió con fruición. ¿Por qué tendría ese sabor de almendras amargas? ¿oxidación tal vez?
—Como le dije —prosiguió la matrona—, calculé que el asesino de mi hijo alguna vez, quizá, apareciese de nuevo.
El Sr. Hurtado bostezó levemente al asentir, algo falto de real interés. No esperaba la cháchara de la vieja, pero le seguiría la corriente. Total, al día siguiente partiría para siempre. Pero… ¿por qué aún no llegaba el dichoso escribano?
Bebió otro sorbo del refrigerante y siguió aparentemente atento a la charla de la viuda. Hasta parecía sabrosa la limonada que colmaba la sudorosa y cristalina jarra que la anciana dejó distraídamente enfrente suyo como invitándolo a servirse a placer y voluntad.
—Como le contaba, esa noche en que mi hijo vino a casa, yo no me encontraba en ella. Por los diarios me enteré de que lo buscaba la polícía, por un millonario asalto efectuado en la capital del Alto Paraná. Cuando regresé al día siguiente, se despidió de mi y huyó a la Argentina. No supe por qué, días más tarde volvió a esta casa, curiosamente en ausencia mía nuevamente y burlando a la policía de fronteras. Esa misma noche fue asesinado tras cruenta lucha con su atacante...
—Perdone señora. ¿No serían varios sus...? —exclamó inconclusamente el Sr. Hurtado intrigado y bostezando nuevamente. Una suave modorra se iba apoderando de él. Ya era casi medianoche, el escribano brillaba por su ausencia y deseaba finalizar su trámite, apurado tal vez por el calor reinante y el exasperante parloteo de la viuda, apenas atemperado por el refrescante sorbo del cítrico brebaje. Un ligero malestar estomacal lo puso algo tenso.
—Además de la participación de los entregadores pasivos de la firma asaltada, el asalto lo efectuaron dos personas. Uno de ellos ha sido mi hijo y el otro, su cómplice y asesino. Nunca perdí la esperanza de que éste regresara y tratara por todos los medios de tomar posesión de esta casa, pese al precio que pidiese, para tratar de hallar el botín oculto en alguna parte de esta propiedad. Por tal motivo, puse avisos en los periódicos y hasta ofrecí una comisión a una inmobiliaria. Mi hijo escondió aquí el botín que, según la prensa de entonces, alcanzaba los diez millones de dólares. La señora prosiguió relatando sin prisa ni pausa:
—Todos estos años calculé que el asesino esperaría prudentemente. La mayoría de los presuntos compradores fueron desalentados por la excesiva cotización de la casona, y no regresaron más, pero, yo seguía esperando.
Hurtado se revolvió incómodo en su poltrona ¿por qué ese repentino dolor de vientre? ¿Tendría retrete decente esa ruina? Lo dudaba. Y esta vieja charlatana que...
—Entonces, busqué un jardinero en una ciudad vecina y le ordené que me cavara un pozo suficiente para dos metros cúbicos de basura, el cual sería utilizado en la limpieza de esta finca para su venta —prosiguió serena e impertérrita la anciana sonriendo, casi se diría, siniestramente—. Y créame que servirá para dar sepultura al asesino de mi hijo, el cual ha aparecido ya para comprar la propiedad, como yo pensaba. Y encima, con dinero contante y sonante.
El Sr. Hurtado se levantó de pronto como para encarar a la viuda, mas sus vidriosos ojos apenas veían una bruma enfrente suyo. Intentó abrir su maletín para tomar algo, pero volvió a dejarse caer en la poltrona gastada de la sala. Trabajosamente oía las palabras de la viuda, y la impotencia de no poder intentar nada lo anonadaba. ¡Y esos dolores tan terribles en el vientre!
—Preferí citarlo esta noche y créame que nadie se enterará de su visita. Tampoco vendrá el escibano… ni nadie. Tuve que poner ayer un poco de azúcar en el carburador de su auto, cuando Ud. pasó por la inmobiliaria, para obligarlo a venir sin él. Los taxistas son más discretos y de no aparecer su cuerpo en un tiempo prudencial, no habría problema alguno. Nadie lo conoce aquí.
El Sr. Hurtado se sentía cada vez más pesado y frío. Aún estaba conciente pero ya impotente para una mínima reacción. En tanto, la monótona voz de la anciana proseguía martillando implacable como la muerte: Hurtado no podía articular palabra ni gesto y sus nublados y alucinados ojos miraban al infinito en postrer estupefacción, ya casi sin fuerzas, ni siquiera para mantener la cabeza erguida.
—Habrá observado que la limonada tenía un gustito como de ajenjo o almendras amargas. ¡Es el sabor del cianuro, con que vengaré la muerte de mi hijo! Ahora estamos en paz. Mañana haré reserva en Aerolíneas Argentinas para Roma. En cuanto a Ud., tardarán bastante en encontrarlo... si es que lo hallan alguna vez. Y para entonces, los cien kilos de cal viva habrán borrado sus huesos mucho antes de mi regreso. ¡Y gracias, señor, por indemnizarme con este dinero por la muerte de mi único hijo. Sus despojos también reposan en este predio. Tendrán mucho que discutir en el más allá, supongo. Tardé tres años en hallar los diez millones de dólares ocultos, que están a buen recaudo en varios bancos de Suiza. No me siento culpable por que fueron robados a un contrabandista de frontera. Ladrón que roba al ladrón, tiene cien años de perdón. ¿Verdad, Sr. Hurtado? ¿O debo llamarlo coronel Izmenardi? Mi hijo en la primera visita me confesó lo del asalto, en complicidad con un coronel retirado, quien proveyó de armas, el plan de operativo comando y los informes de entreguistas, empleados de la empresa asaltada. Pero él, prefirió burlar a su cómplice y esconder el botin en casa de su madre: una pobre viuda anciana, anónima y enfermiza...
La siniestra voz de la viuda íbase oyendo cada vez más asordinada, como si se alejase hacia el horizonte, mientras que su atónito interlocutor perdíase en la neblina evanescente de sus sentidos; cada vez más apagados por el dolor y la frustración. ¡Había estado tan cerca de lograr su objetivo! Pero el Sr. Hurtado, o quien fuese, ya casi no podía captar palabras y no le quedaban fuerzas para quejarse por ello. En su afiebrada imaginación pudo, o creyó ver, al hijo de la viuda sonriendo irónico, esperándolo al otro lado de la muerte, aunque con las manos vacías. Tan vacías como las suyas.

http://www.tetraskelion.org/trova/index.html
Para acceder a las músicas compuestas e interpretadas por Chester Swann
con el Proyecto VOX POPULI, integrado por Noelia Núñez (voz), Lea Rodas (voz), Horacio Cordeiro (Estudios Adagio), Quique Calabrese (Guitarra, pista 11), Rolo Chaparro (guitarra, pista 10), Chester Swann (guitarras eléctricas de 6 y 12 cuerdas, teclados sintetizadores y samplers, bajo electroacústiuco, arreglos,
voz, coros, composiciones y montaje final). Antes de entrar en el URL, haga el favor de ponerse los auriculares. Gracias.


viernes, 29 de agosto de 2008

IMÁGENES PARLANTES (humor...tiguador)








































































REFORMA YA!




REFORMAS NECESARIAS A UNA FUTURA
CONSTITUCION NACIONAL PARAGUAYA,
REALISTA, JUSTA Y PARTICIPATIVA

Chester Swann*


Introducción:

Las mayores críticas que surgen a la hora de evaluar nuestra actual CN, es su excesiva longitud, su exagerado reglamentarismo y, sobre todo su excesiva ambigüedad, que pareciera dejar ventanas abiertas para dejar entrar a violadores, furtivos o no.
Claro que, los ilustres convencionales, al menos se esmeraron en cumplir el plazo de entrega de noventa días. Quizá, de haberse prorrogado aquél, la hubieran hecho peor. Algo es algo.
Una CN debe ser, ante todo, no muy extensa; comprensible hasta para escolares; no opinable ni sujeta a arbitrarias interpretaciones y lo más sintética posible. Algo así como el decálogo de Moisés, aunque algo más aggiornada, es decir actualizada, a nuestra medida, en lo posible ignorando instituciones foráneas, creadas en naciones ajenas a nuestra idiosincrasia y cultura.
Debe establecer indubitablemente lo que se puede y lo que no se puede hacer; lo que se debe y lo que no se debe hacer, tanto por parte de gobernantes como de gobernados. Deberá ser una escuela cívica en pocas palabras y no demasiado extensiva en declamaciones, tanto del Estado como de la ciudadanía. Un Contrato Social, que contemple nuestros usos y costumbres y reglamente los límites precisos entre derechos y deberes de gobernantes y gobernados. Esto, partiendo de la premisa de que la libertad sin responsabilidad es inviable e impracticable. Es una incitación a la transgresión social.
Gran parte de los farragosos articulados de nuestra CN, son copia casi plagiada de la Constitución colombiana, extensiva y pródiga en derechos de utilería y papel —del que dicen que aguanta todo, especialmente para el poder público—, pero muy parca en cuanto a las obligaciones de gobernantes y gobernados. Tampoco otorga al pueblo ningún poder de decisión (derecho al voto de los exiliados económicos, referéndum o plebiscito y democracia participativa real), o veto, ante arbitrariedades de los tres poderes administrativos de jure, dejándolo desamparado o cual convidado de piedra ante los desmanes —rayanos en lo delictual— de los políticos de nuestra excluyente partidocracia de logias trasnochadas, compadrazgos, cómplices, amigos y nepotes.
Nuestra CN es —por otra parte—, pródiga en la creación de instituciones onerosas, pesadas e ineficientes y de más cargas clientelistas para nuestro escuálido presupuesto. Es inaccesible e insensible por otra parte a la educación y cultura, mucho más necesarias para el desarrollo humano. Dispone una elefantiásica burocracia compuesta de compartimientos estancos, donde las responsabilidades individuales se diluyen homeopáticamente y nadie es culpable de nada.
En contrapartida, la nación y sus ciudadanos necesitan de instituciones ágiles y sumarias, responsables del bien común, expeditivas y signadas por el sello de la excelencia administrativa. Necesitamos un Estado Nacional; no partidario o faccioso, excluyente y perimido, como el que actualmente tenemos. Necesitamos una justicia pronta, gratuita y, sobre todo, sumariamente breve; basada en el fondo antes que en las formas. Bastaría, por ejemplo, enunciar que el crimen, la mentira, el despojo, la impunidad y el robo quedan fuera de la ley, sin demasiados detalles, que a buen entendedor sobran palabras, que para lo otro están las leyes y códigos en uso que reglamenten cada caso particular de acuerdo a derecho.
Pareciera que el Estado es un simple botín de guerra o abordaje de los políticos, que no administran sino poseen a las instituciones para sus particulares fines. Esta anomalía deleznable debe terminar de una vez y para siempre. Esto es, en líneas generales, lo que se debe corregir con una Asamblea Nacional Ciudadana Constituyente, electa libremente y a padrón abierto, integrada por los más probos y virtuosos ciudadanos, tanto intelectuales como técnicos y, sobre todo, creativos, sin importar mucho sus lauros académicos ‘formales”, pero sí su sentido común y su trayectoria de sevicios.
Pero debe ser requisito esencial, dejar las camisetas partidarias de colores primarios en la calle, fuera de los debates, que la nación es lo primero.
Nuestra CN fue discutida en una suerte de cambalache humano faccioso, donde hubo de todo y sólo faltaban representantes de los empresarios de frontera, aunque de seguro habrán participado por interpósitas personas. Ees decir: testaferros votados que no elegidos y financiados por el hampa.
Uno de los primeros requisitos para refundar la nación, libre de polvo y paja, es reducir al mínimo la cantidad de funcionarios, generalmente ociosos y superfluos y, al mismo tiempo, aumentar la calidad del material humano en servicio, capacitación y educación mediante.
La excelencia, honestidad administrativa e idoneidad, deben ser requisitos sine qua non para la prestación de servicios al Estado y, por ende, a la ciudadanía trabajadora; mas también la austeridad deberá primar sobre el derroche y la exhibición de poder y fortuna. Las ideas o ideologías no deben ser excluyentes, salvo que inciten a la violencia armada y a la intolerancia del pensamiento. Sería deseable que la intolerancia, de ser necesaria, esté dirigida hacia lo protervo y torcido; hacia la ignorancia y la mediocridad en todo caso, que bien lo hará.

La inversión en educación, cultura, salud y seguridad, no deberá ser menor al 28 por ciento del presupuesto nacional. Desde aulas, bibliotecas, laboratorios y multimedia, hasta viviendas y calidad de vida. El ciudadano honesto debería ser el único en tener sus fueros y seguridad amparados por la Ley. Para ello se debe tener presente que es ésta (La Ley), la que deberá gobernar al país, y que las personas son apenas encargadas de su observancia.
Los hombres y mujeres aspirantes a una función administrativa deberán ser elegidos por un comité evaluador que tenga todo el rigor posible, a fin de decantar a los mediocres y adocenados u obligarlos a mejorar su rendimiento en servicio, so pena de revocatoria de contrato o mandato, de ser cargos electivos.
¿Por qué personas nacidas en el extranjero, aunque radicadas con arraigo por muchos años en el país, competentes y sin antecedentes, deben ser excluidas de prestar servicios públicos simplemente por no haberse nacionalizado? ¿Por qué los paraguayos emigrados al exterior deberán ser excluidos del padrón electoral, especialmente si gran parte de los ingresos provienen de sus aportes? Nuestra CN proclama la no discriminación (Cap. III), pero los reglamentos internos de nuestras instituciones (que están muy por debajo de ella en orden de prelación) la practican a rajatabla.

Como dije, hay que corregir ambigüedades, analizarlo todo, pasarlo por el tamiz de las ideas y depurar nuestra CN en forma tal que no requiera enmiendas por muchos años. No oscurecerla aún más de lo que ya lo está. Pero para ello harán falta estadistas antes que simples politiqueros y operadores caza votos. Y, sobre todo, ideas preclaras.

ALGUNAS PROPUESTAS EN EL TAPETE:



DE LA ORGANIZACIÓN
DEL ESTADO PARAGUAYO

1. La República del Paraguay deberá ser: políticamente soberana; democráticamente participativa; socialmente justa; económicamente autárquica e integrada (lo que no significa precisamente dependiente) a nivel regional; culturalmente creativa y, sobre todo, con igualdad de oportunidades para todos sus habitantes honestos, nativos o no.

2. Debe haber justicia tributaria (quien más posee, más tributa) y facilidades de tramitación de documentos, licencias, legalizaciones, permisos, radicación de extranjeros, obtención de patentes, etc. Pareciera que los burócratas se empeñaran en inventar dificultades para vender facilidades a cambio de sobornos, coimas, cometas o como se denominen esas deplorables maneras de hacer dinero fácil. Incluso los que producen bienes culturales deberían ser exonerados del IVA.


3. Deberían eliminarse algunas instituciones poco o nada necesarias para el buen funcionamiento del Estado, como el Senado (Congreso Unicameral), vicepresidencia (En todo caso, es posible un sistema parlamentario deliberativo y colegiado ejecutivo), las gobernaciones y concejos departamentales electivos. Los intendentes municipales podrán integrar cuerpos colegiados legislativos departamentales con una presidencia rotativa semestral, sin perjuicio de sus funciones edilicias locales. Recuérdese que nuestro país es una república unitaria, es decir, no federativa, por lo que no requiere de una poco honorable cámara senatorial, y mucho menos, integrada con personajes de paupérrimo nivel cultural y técnico, como los que tenemos el disgusto de conocer hasta ahora.

4. Deberá replantearse el tema de las Fuerzas Armadas, las que se reorganizarán de acuerdo a las reales necesidades de mantenimiento de nuestra soberanía fronteriza, sin obligarlas a desempeñar otras funciones ajenas a ellas, ni utilizarlas para amedrentamiento de civiles inermes. De ser posible, el Estado, es decir la nación, deberá renunciar a la guerra como hipótesis de solución de conflictos y reeducar a los militares en tareas de defensa civil *estados de crisis, catástrofes naturales, pandemias, etc.) y gendarmería de fronteras. Recuérdese que el más peligroso enemigo del Paraguay, está a intramuros: corrupción, ignorancia, mediocridad, impunidad, deshonestidad, entre otros.


5. La seguridad interior debería estar a cargo del Poder Judicial y el ministerio de Justicia en carácter de Policía preventiva y de investigación, científicamente formada, inteligente y, sobre todo, desmilitarizada. La policía sería mucho más eficaz sin aparatosos despliegues bélicos u ostentosos uniformes de combate, estando mimetizada entre la población civil. Sería deseable que sus miembros contaran con educación universitaria previa antes de la carrera policial (o militar) y con honestidad acrisolada. Una policía escalafonada y jerárquica, formada sólo en carácter represivo, no respeta al ciudadano civil (y ni siquiera a sus subalternos), se burla de las leyes, tiene propensión a los abusos de poder e incluso a delinquir. Los aspirantes a policías y militares deberían pasar por un riguroso examen psicológico y psiquiátrico que pudiera detectar tendencias disociativas o anomalías de conducta. Por otra parte, deben mantener buena forma y un excelente estado físico y, de ser posible, entrenados para luchar sin armas (artes marciales), que a éstas las carga el diablo. Nada de gatillos fáciles a la hora de proceder contra marginales. Además, el ministerio debería ejercer un riguroso control de tenencia de armas de fuego y, de ser posible, prohibirlas bajo severas penas.

6. También los aspirantes a funcionarios de carrera deberán tener formación universitaria en Administración de Empresas, Ciencias Políticas, Ciencias Jurídicas, Relaciones Internacionales, Ciencias Exactas, Diplomacia y cualesquiera otras, que requieran de un alto nivel de formación académica y técnica, para un excelente y efiaz desempeño institucional. Lamentablemente, en nuestro castigado país signado por el perverso estigma del dolo, la corrupción y la dejadez, todo está por hacerse y es urgente una reforma que parta de Foja Cero, pero debemos hacerlo ya. La CN surgida en esta nueva época, no deberá regalar graciosamente derechos de difícil cumplimiento, ni proclamar retórica hueca, sino establecer reglas claras para un equitativo juego político, social, económico y cultural. Debe ser una expresión de sabiduría y síntesis filosófica de un Contrato Social, y, sobre todo medularmente republicana. Esto significa, la no concesión de privilegios irritantes a quienes ejerzan pasajera y coyunturalmente el poder.


7. La no reelección y la alternancia deben ser explícitas e implícitas, sin posibilidad de "interpretación" o juzgamiento arbitrario. Todo ciudadano u organización ciudadana deberán tener oportunidad de prestar servicio a la patria, sin exclusiones. Y esta premisa se debe dar en todos los ámbitos: organizaciones civiles, cooperativas, clubes, comisiones vecinales, intendencias municipales, etc. Quizá podría permitirse una elección alternada, tras uno o dos períodos de no ejercicio, para evitar el abuso de recursos del poder en beneficio del candidato. De esta manera habrá equidad en lo político y social e igualdad de oportunidades de competencia electoral entre partidos y organizaciones sociales.

8. Los programas de gobierno y desarrollo, deberán tener continuidad y seguimiento, sin importar la facción que eventualmente ejerza el gobierno nacional. Es decir: tener un Plan Estratégico de desarrollo-país y, sean quienes sean los administradores, darle continuidad hacia el futuro.


9. Al tomar posesión de los cargos electivos, los ciudadanos deberán perder su membresía partidaria para asumir un gobierno nacional, no debiendo apartarse de tal premisa, aún en el fragor de los debates políticos e ideológicos deliberativos.

10. Muchos capítulos de la actual CN, como los relativos a cursos hídricos, espectro radioeléctrico, espacios aéreos, pueblos indígenas, educación, y demás obviedades innecesarias, deberán ser sintetizados en uno sólo, referente a soberanía y propiedad pública, estructuración institucional y funciones del Estado. Para reglamentar todo lo anterior están las leyes nacionales puntuales. La CN no debe ser un compendio legislativo kilométrico y confuso, sino un contrato político para establecer responsabilidades. Nada más y nada menos. Recordemos que el fin último de la filosofía es la síntesis y a ella me remito.



CUERPO CONSTITUCIONAL DESEABLE:


a) Preámbulo y Declaración de Principios. Organización institucional.
b) Organigrama de los Poderes Constituidos (de ser posible con gráficos).
c) Defensa de la soberanía territorial y recursos compartidos.
d) Defensa de la Seguridad Social y bienestar del Ciudadano.
e) Participación Ciudadana (comicios, referéndum, plebiscitos, colección de firmas para presentación de proyectos, revocatoria de mandato y Veto, manifestaciones pacíficas para reclamar, etc.).
f) Responsabilidad del ciudadano u organizaciones civiles no gubernamentales (esto incluye a partidos, que no son instituciones sino asociaciones civiles). Deberes individuales, políticos y sociales deben ser claramente enunciados.
g) Responsabilidad de los funcionarios, electos, contratados temporalmente o nombrados. Condiciones claras y requisitos de la función pública. Inhabilitaciones.
h) De la Seguridad Pública, Salud, Trabajo, Educación y Cultura.
i) De la estricta Observancia de las Leyes (gobernantes y gobernados).

Otro de los defectos o falencias de nuestra actual CN, por ejemplo, en el Capítulo III Sección II que se refiere al Poder Judicial y específicamente a la Corte Suprema, establece sus atribuciones pero no sus inhabilidades, como dándole a sus miembros espacios en blanco para prevaricar o torcer a su antojo el rumbo de la justicia. En primer lugar, los miembros de la Corte deben estar prescindentes de relaciones "políticas", sociales (clubes, masonería, etc.) y partidarias de toda índole y ser electos por concurso de méritos, antes que como graciosas concesiones de los políticos o como reparto de "cuotas de poder" de partidos. Se han dado casos en que de una terna de aspirantes a ministro, fuera elegido el de menor puntaje curricular (Antonio Fretes, frente a María Sol Zuccolillo, por ejemplo).
Tampoco hay un código de ética que obligue a los magistrados a no vender su conciencia, ni sus sentencias, al poder político de turno, como lo hicieran quienes avalaron al presidente Duarte a ser presidente del partido, función incompatible si las hay, siendo jefe del ejecutivo, violando el art. 237 de la CN.
Todos los integrantes del Poder Público (me refiero a los 3 poderes de jure) deben tener bien establecidas sus incompatibilidades y respetarlas, sin que medie alguna "interpretación" graciosa de la Corte que avale irregularidades graves, causales de un juicio político sumario y expeditivo con revocatoria de mandato.
Es menester que estas reflexiones sean debatidas por las bases (Vox populi, vox Dei). No es pretensión de este ciudadano que sus ideas sean aceptadas o adoptadas en bruto. Simplemente que sean debatidas, replicadas si es preciso y que del disenso surjan nuevas ideas que permitan lograr un nuevo proyecto nacional en beneficio de todos. Recuérdese que la Constitución de los EE.UU. tiene no más de veinte artículos y 26 enmiendas, que cualquier escolar se la conoce de pe a pa. La síntesis, repito, es señal de sabiduría. A ella me remito y la invoco en estos duros días de tribulaciones.
Sigamos discutiendo el tema, que hay mucha tela para cortar.
Es justo y necesario.



* Fue periodista y caricaturista político, además de artesano, ilustrador, compositor y escritor de ficción. Pueden visitar su sitio http://www.tetraskelion.org/ o su correo electrónico cheswann@gmail.com para opinar en foro abierto. También habilitaremos espacio en el Blog para quienes quisieran emitir sus dudas u opiniones.

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A los compañeros trabajadores del arte y gestores culturales:

Nos hallamos ante una coyuntura histórica de transición y alternancia política en que reverdecen las esperanzas de cambios profundos y vitales. Mas al mismo tiempo nos preguntamos qué país recibiremos de los que darán el paso al costado. En realidad, yo hubiera preferido cambios más radicales, pero supongo que tenemos desde ahora la oportunidad de poner el hombro a fin de que la cultura llegue realmente a las masas que alguna vez serán verdaderos ciudadanos.
¿Qué clase de pueblo tenemos ahora mismo en el Paraguay, a casi dos centurias de la declaración de independencia? Os lo voy a responder sin subterfugios ni eufemismos edulcorantes y descafeinados. Tenemos un pueblo ágrafo, casi al borde del analfabetismo funcional; una ciudadanía que apenas está despertando de un largo marasmo complaciente y apático; una población sin educación cívica, sin alimentación adecuada y, en cambio presa de las garras del alcohol, el morbo, la violencia y la pobreza conceptual; sin salud y sin ganas de participación activa en los asuntos de estado.
Y dentro de este proceloso mar de seres desorientados, una minoría intelectual que se debate —casi al borde del naufragio conceptual— en la impotencia creativa o en los conflictos sectoriales a causa de ciertas discriminaciones de los árbitros de la cultura, que se erigen como jueces y parte desde hace bastantes años. Creo que las vacas sagradas deben dar lugar a gente nueva e incontaminada por intereses espurios ajenos a la cultura. Debemos comenzar la transición desde adentro nuestro, para proyectar nuestras inquietudes legítimas.
Tenemos ante nosotros un desafío histórico. Promover —ante las instancias correspondientes del nuevo gobierno— una verdadera reforma educativa y, por ende, cultural, que abarque desde la educación elemental hasta la media y secundaria humanista y rica en valores ciudadanos, como la que iluminara a nuestros abuelos.
¿De qué nos servirá un Ministerio de Cultura, por más afanes que se inviertan en su estructura, si la secretaría de estado de Educación no funciona como debería y está edificada sobre cimientos defectuosos y miembros cojitrancos?
¡Pero debemos empezar ahora mismo!
Las sucesivas “reformas” hechas desde 1957 en adelante, financiadas por los grandes bancos multinacionales (FMI, BM, BID), sólo buscaron un modelo acrítico, mediocre, alienado por la propaganda y los medios de distracción masiva que vinieron después. Finalmente, nos dieron el golpe de gracia con la red Internet y los teléfonos celulares, que merecen mejor uso en pro de la promoción cultural, antes que de la pavada social aliterada. Esos últimos cincuenta años fueron los más nefastos, ya que sólo surgió la cultura del exilio al ser amordazados los creadores a intramuros.
Los que nos creemos artistas, escritores, gráficos, músicos —y cuanto lenguaje expresivo sirva para testimoniar nuestras vivencias como pueblo y afirmar ante el mundo nuestra identidad—, tenemos el deber de colaborar para revertir la triste situación de castración mental que le han impuesto a nuestros jóvenes, desde lejanos despachos climatizados situados en los países centrales para someter nuestra voluntad a la de los actuales dueños del mundo accidental y ¿cristiano?.
Y no se trata de una mera cuestión ideológica o chauvinista-nacionalista de fachada tradicional. Se trata de forjar un pueblo consciente de su identidad, celoso de sus bienes culturales, creativo, eficiente y buscador incansable de su propio camino hacia el futuro, que de eso se trata. Pero debemos hacerlo con nuestras propias vías, no por senderos ya trillados o desbrozados desde otras latitudes. Debemos revalorizar el consenso y la solidaridad, además del respeto a la ley y al orden. Pero no a un orden hueco y autoritario, sino a un orden basado en el respeto al otro y, sobre todo, en la autocrítica antes que en la autocensura.
Si los escritores, diseñadores gráficos, artistas plásticos, músicos, poetas y cultores de artes escénicas se unen en esta patriada, bien lo habremos. Hay que diseñar nuevos textos de lectura, realizar talleres para docentes, motivar a los educandos en las delicias de la lectura compartida; excitarlos con las ciencias exactas y la belleza de las creaciones de sus referentes del arte y las ciencias… en fin, reconozco que el camino es arduo y que el primer paso es el más fatigoso, per áspera ad Astra, pero debemos dar ahora mismo el primer paso, antes que perder nuestro tiempo buscando mecenas (estatales, privados, o depravados que también los hay) para nuestras instalaciones, nuestras presentaciones escénicas o para publicar nuestros libros.
Tampoco debemos perder el tiempo, burocratizando mas de lo que están las oficinas que, supuestamente, están en la gestión cultural. Tampoco exigir al estado que se haga cargo de nuestras necesidades, sino ayudarlo a mejorar el nivel intelectual de nuestro pueblo. Prefiero volcar tiempo en diseñar nuevos planes de enseñanza primaria que incluyan ajedrez, matemáticas, lecturas comprensivas, historia universal y nacional, filosofía (desde el tercer grado primario), uso del ábaco oriental (para agilizar la mente en cálculos abstractos) y, sobre todo en una educación laica basada en el acatamiento de la ley y el civismo.
También debemos enseñar a los niños y jóvenes a amar a la naturaleza y, sobre todo, a cuidarla, creando clubes estudiantiles ecologistas y promoviendo el servicio social voluntario en sustitución al militar, como “brigadas verdes”, guardianes forestales, o algo así. Crear conciencia de que animales y plantas son seres vivientes e indefensos, que forman parte del entramado de la vida y buscar otras maneras de producción y desarrollo que no supongan el asesinato a mansalva de bosques y animales silvestres o la contaminación de nuestros ríos, lagos y arroyos. Creo que necesitamos un pueblo sano, austero, con pocas necesidades superfluas, pero con un elevado grado de conciencia humanista.
Debemos ayudarles a conocer a su país, sus costumbres regionales, pero sin desdeñar las cosas buenas creadas en otros ámbitos geográficos, dentro de una cultura universal, para que puedan comprender a otros pueblos y amar a la humanidad como un todo, antes que como seres ajenos a lo nuestro.
Debemos apoyar la incentivación del interés por aprender y, sobre todo, a discernir entre lo justo y lo injusto; entre lo falaz y lo verdadero; entre lo noble y lo ruin.
Y, sobre todo, debemos aprender, hermanos artistas, a conocernos mejor entre nosotros y a no discriminarnos en pro de intereses sectoriales y mercadeo de conciencias. Por último, diré que este es un proyecto de acción a largo plazo, pero tenemos ante nosotros una guía infalible que a buen puerto nos ha de conducir: la esperanza.


Celso Aurelio Brizuela — Chester Swann
C.I. 231.574

Chester Swann cheswann@gmail.com chester_swann@yahoo.es

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jueves, 28 de agosto de 2008









CARTA A LA REPUBLICA
DEL PARAGUAY
I


Chester Swann*
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Luque, agosto 31 de 2008.


Estimados conciudadanos, nativos y extranjeros residentes:

Estamos ante una era de aristas históricas transcendentes, a poco tiempo del bicentenario de la Declaración de Independencia (1811/2011), en una nueva etapa de transición política y cambios sociales inimaginables pocos años atrás, durante la tiranía partidocrática y totalitaria del coloradismo, a veces con la complicidad de “opositores” rentados de la facción conservadora liberal e incluso del “socialismo” descafeinado del PRF. Esto se ha dado durante la “apertura” de los años sesenta para legitimar a la tiranía, caprichosa, personalista y autocrática de Alfredo Stroessner.
Actualmente, las reglas del juego han cambiado, aunque más no sea para regalarnos el derecho al pataleo y plaguearnos un poco ante las instancias internacionales; pero es necesario tener en cuenta un detalle muy importante, pero imperceptible, quizá por lo obvio. No puede haber libertad sin responsabilidad, ni derechos humanos, sin la contraprestación de deberes individuales y sociales. Esto es categórico y fuera de toda duda, polémica o discusión.
Nuestros legisladores han copiado, desde el vamos, a las instituciones de la Europa del siglo XVIII, de la ilustración y la Revolución francesa, sin reparar en que seguíamos manteniendo el esquema feudal con fachada de república, tan falsa como mentirosa. Y este sistema, opresor e injusto, se mantiene hasta nuestros días, a casi doscientos años de la “independencia” política de la absolutista y muy católica España de 1811. Si bien es cierto que durante la dictadura vitalicia del Dr. Gaspar Rodríguez de Francia hubo remitido el sistema feudal de la preindependencia, durante la era de los López volvió por sus fueros; se hizo poderoso e imparable durante la posguerra de 1864/1870, con señores latifundistas de horca y cuchillo venidos de extramuros. Ahora con el rótulo de “empresas” extranjeras de anónimos accionistas y protervos gerentes, auxiliados por capataces de látigo y fusil y asistidos por jueces venales y abogados de alquiler.
El sistema esclavista de Mate Larangeira Méndes, La Industrial Paraguaya, Carlos Casado del Alisal, Sastre, Mihanovich, CIPASA, CAPSA, Campos y Quebrachales, etc. se mantuvo en el interior del país hasta bien entrados los años de la posguerra del Chaco y, en muchos casos, hasta nuestros días.
Tal el caso de los nuevos amos de la tierra, surgidos de la generosa “reforma agraria” de Juan Manuel Frutos y su amo, el general Stroessner. Claro que es fácil ser generosos con los bienes ajenos, como diría Perogrullo.
No es menester extenderme mucho para recordar a las generaciones presentes que esas tierras deben ser recuperadas y devueltas al patrimonio nacional. Pero ahora, los esclavistas son empresarios urbanos de corbata y maletín. Los supermercados e hipermercados, son los que absorben mano de obra esclava hoy por hoy, ante la complicidad del Ministerio de Justicia y Trabajo y el silencio de la prensa escrita y audiovisual. Pero vayamos más al fondo.
La devastación de nuestros bosques atlánticos, que sostenían el régimen de lluvias y la estabilidad climática, ha sido llevada a cabo sin misericordia y con precisión administrativa digna de mejores causas, pero… y aquí llega el meollo del asunto. ¿Los seres vivos de la naturaleza, animales, peces y árboles, no son dignos de respeto y compasión? ¿Puede el ser humano, que se jacta de “racional”, asesinar a seres vivos indefensos e irracionales, sin sufrir a su vez una venganza —justificada por otra parte— de la naturaleza? ¿No podríamos subsistir sin depredar la tierra, tal lo hicieran nuestros antepasados aborígenes? Claro; ellos no eran ganaderos y desconocían vacas y caballos, así como el “derecho” a la propiedad privada. No tomaban más de lo que podían consumir, lo tenían todo y no necesitaban de nada. Ahora es al revés.
Hemos roto, nosotros, accidentales y cristianos, el equilibrio natural; tan sólo para ganar divisas de papel (que no se pueden comer) e importar porquerías y objetos suntuarios superfluos. Hemos asesinado a seres inocentes, en beneficio de nuestra vanidad. Hemos envenenado tierras y aguas vitales, para enriquecer a empresarios extranjeros, que a su vez nos sometían a sus caprichos feudales y derechos de pernada, como los antiguos amos europeos.
En fin, es hora de replantearnos, ahora, si vale la pena seguir empeñando nuestro futuro y el de nuestros hijos a trueque de limosnas y migajas de un efímero presente, contaminado, perverso y equivocado.
Aún tenemos mucho que aprender de nuestros ancestros, a los cuales veneramos en el papel y los ignoramos en la realidad. Es el momento de reflexionar acerca de una segunda declaración de independencia… e independizarnos de la estupidez que nos domina, cual absolutista soberano, hasta el siglo XXI. ¿O preferiríamos seguir siendo estúpidos y, encima jactarnos de ello? Recordemos que las ataduras mentales, las cadenas del prejuicio, son más duras de romper y más difíciles de desatar que las físicas.
Pero, cuando hablo de una segunda declaración de independencia, no hago exaltación del nacionalismo, ni exégesis del chauvinismo pseudo patriótico y aldeano de quienes habitamos este pedazo de mapa amputado al planeta. Después de todo, el ser humano, independientemente de sus lenguas, culturas, procedencias u otros factores ajenos a él, es un animal cósmico. Las fronteras son accidentes políticos antinaturales y frutos del egoísmo colectivo. Como dijera el jefe Seattle en 1854, en una carta dirigida al presidente Franklin Pierce de los Estados Unidos, “… el hombre no puede poseer la tierra, sólo compartirla; puesto que es la tierra quien posee al hombre, que no es más ni menos que otra criatura de la naturaleza…”.

(Continuará)

* Este material forma parte de un libro-ensayo cuya publicación será lanzada en mayo de 2011.

martes, 26 de agosto de 2008

TETRASKELION LIBROS













































Para acceder a las músicas compuestas e interpretadas por Chester Swann
con el Proyecto VOX POPULI, integrado por Noelia Núñez (voz), Lea Rodas (voz).
Horacio Cordeiro (Estudios Adagio), Quique Calabrese (Guitarra, pista 11), Rolo
Chaparro (guitarra, pista 10), Chester Swann (guitarras eléctricas de 6 y 12 cuerdas, teclados sintetizadores y samplers, bajo electroacústiuco, arreglos,
voz, coros, composiciones y montaje final)