- Carta ciudadana desde el Paraguay
- al presidente Fernando Armindo Lugo Méndez
Moja el dedo medio en el tintero:
Chester Swann
Luque,
Paraguay, noviembre 27 2011
Estimado ciudadano
Presidente:
Hace tiempo
deseaba comunicarme con Ud. prescindiendo de formalidades y ceremonias inútiles
como instrumento para sordos; pero es casi imposible a causa de la terrible,
onerosa e inepta burocracia que lo rodea —llámese “primer anillo” o boa
constrictora, que para el caso da lo mismo—, de sus constantes (e inútiles)
viajes a cualquier parte, pagados por nosotros los contribuyentes y alguna que
otra “cumbre” sin encumbrados que lo ocupe.
Por ello, hago
llegar a Ud. estas líneas en la esperanza de que recapacite y cumpla la palabra
empeñada al pueblo paraguayo que —con más bronca que alegría— desplazó a un
gobierno impresentable que buscaba (y sigue buscando) perpetuarse por los
siglos de los siglos ¿amén?
Ud. solía
comentar, durante la campaña electoral, acerca de unos adolescentes que le
rogaron que no mienta al pueblo, y cuando lo escuché a Ud. daba la impresión de
transfigurarse hasta el divino éxtasis. ¿Recuerda? ¡Si hasta parecía un
profeta iluminado!
Bueno, si lo
olvidó, será conveniente refrescarle la memoria.
Yo, en mi
calidad de ciudadano independiente, pensante y a título personal, decidí apoyar
su postulación. No por ser Ud. obispo, católico y cristiano, que las cosas
ésas me resbalan y prefiero el racionalismo a las supersticiones, sino por
otras razones más patrióticas.
Lo apoyé porque
Ud. escuchaba con atención (o simulaba hacerlo) a quienes exponían los
problemas sociales… y porque deseaba el fin de la hegemonía colorada. Nada
más. También por haber conocido personalmente a su tío Epifanio Méndez (en
1953, creo) y conocedor de la integridad de alguien que fue músico, poeta e
intelectual honesto, calculé que Ud. no deshonraría su límpida trayectoria que
lo llevó a morir exiliado por sus convicciones.
Por eso lo
apoyé, casi desde las sombras y hasta hice amigos en su movimiento Tekojoja
donde colaboré en lo poco que pude aportar en las mesas de trabajo y análisis
de la problemática social.
Tal vez me
equivoqué entonces, pero lo hice de buena fe.
Ahora, tras más
de dos años y centenares de desaciertos y fracasos, intento llamarle la
atención para recordarle sus propuestas de cambio. Creo que debiera Ud.
ver y oír lo grabado y filmado en sus recorridas por el país y los Ñemonguetáguazu
en los que recogió y aglutinó esperanzas que ahora van diluyéndose
aceleradamente como rocío al sol veraniego.
Creo que aún
tiene tiempo de rever y repensar sus actitudes. Creo que le queda algún
tiempo para deshacerse de esos lastres que lleva encima —incluidos ciertos
personajes que Ud. cree colaboradores, pero que colaboran para perjudicar su ya
desgastada imagen—, de los escombros colorados de la función pública, que aún
no se fueron del todo y siguen corrompiendo lo que resta del saco y la rapiña
de gobiernos anteriores. Y Ud. sabe a quiénes me refiero. Lo sabe
perfectamente, e incluso siguen ahí a pesar nuestro, repitiendo los viejos
vicios de la pérfida politiquería criolla.
Este país ―al
que no creo enamorado del infortunio―, no se merece más de lo mismo o peor
aún. Este país merece estímulos y alicientes, seguridad jurídica ética y
progreso cultural e intelectual.
¿Qué les está
dando u ofreciendo Ud. a mis compatriotas, que también son los suyos?
Es evidente que
los problemas lo están rebasando y Ud. no comprende aún en que trampa está
metido con sus amigos masones (no me consta que Ud. lo sea, pero su hermano
Pompeyo sí lo es: pero igual Ud. se comporta como si lo fuera) con quienes ha
compartido farras y travesuras y ahora gozan de
altos e ineptos cargos digitados más poir simpatía que por talento.
Ud. sabe, o
debería saber, que para la gente común es Ud. quien tiene el timón del país y
el poder, aunque no fuese absoluto.
Todos
esperan más firmeza y decisión de su parte. No defraude a sus electores
que le confiaron sus esperanzas; ni a los niños que necesitan salud y educación
que les permita ser buenos ciudadanos. No defraude a quienes esperan que
derrote a la corrupción y a los traidores que vendieron el país y su futuro por
las treinta monedas, permitiendo empresas depredadoras como Monsanto, Río Tinto-Alcan,
Barrick Gold y los señores feudales de
la soja.
No permita Ud.
que la historia lo describa como a un corrupto más de los que pasaron sin pena
ni gloria por el trono de los López. O peor aun, que lo ignore como si
fuese una pared de vidrio poco transparente.
Es todo cuanto
puedo decirle… por ahora.
Recapacite y
piénselo. Nuestra paciencia se está agotando de tanto apurar el cáliz
hasta las heces sin ver la luz al final del túnel.
Ahora ha sido
anfitrión de una “cumbre” donde Ud. es el menos encumbrado por servil y
genuflexo ante el imperio americano, a quien autoriza para hollar nuestra
patria con las sucias botas de sus sicarios, lo que ha molestado a otr@s
gobernantes como Pepe, Cristina, Hugo y Dilma… y no los culpo por la
inteligente decisión de desairar su convite.
Sabemos que se
ha comportado como macho; pero al menos en lo que le queda de mandato,
compórtese como un hombre.
Atentamente Chester
Swann*
*
Ex periodista, ex cantautor, ex humorista, ex poeta, ex ilustrador
gráfico y ahora escritor y licenciado en Asuntos Varios.