Jefes de Estado
Iberoamericanos?
Iberoamericanos?
Doris R. Paredes y Chester Swann
(para LA CHISPA) www.chesterswann.blogspot.com
Es innegable que desde los tenebrosos tiempos de la Guerra Fría hemos sido
manipulados por poderes oligárquicos que han ejercido presión sobre nuestros
pueblos: la OEA, la ONU, el Banco Mundial, el Fondo monetario Internacional y
el Banco Interamericano de Desarrollo,
entre las entidades visibles y superestados dentro de nuestros estados.
Uno de estos manipuladores,
Enrique Iglesias, del BID ha impuesto préstamos fraudulentos y usurarios a
nuestro país y financiado a la dictadura dentro del Plan Cóndor y las “reformas
educativas” desde 1957 en adelante, que
hicieron decaer al intelecto de manera deplorable.
Más de 160 millones de dólares
del BID fueron dilapidados por nuestros políticos, “asesores” y consultores
extranjeros que vinieron a darnos recetas de desarrollo y sólo enriquecieron a
los oligarcas de la 2a. reconstrucción colorada, manejada por el Dr. Gildo
Porto Guerra, gerente residente del BID en Paraguay, uno de cuyos hijos: Ireneu
Teixeira-Guerra fue condenado por el homicidio de Mbopí Aguirre en los 80.
¿Hizo la Contraloría algún
segumiento de los “préstamos” del Bid durante la era de la “segunda
recosntrucción” hasta nuestros días?
Debemos suponer que estará muy ocupada en otra cosa y está agobiada de
ttrabajo. ¿El Congreso nacional? Tampoco, pues estará aún contando las treinta
monedas ganadas por vender el país a Monsanto, Río Tinto, los brasiguayos, la
energía, etc. ¡Pobrecitos, ellos!
Toda Latinoamérica conoce la
sinuosa y nefasta trayectoria del BID, verdadero anfitrión en las sombras de
este XXII Foro en curso y es altamente probable que algún vacío presidencial ha
sido para esta benemérita entidad y su presidente: Iglesias, antes que para el
genuflexo Lugo.
¿Saldrá algo positivo de este
cónclave, con más dispositivos de seguridad que ideas claras? No lo podemos saber al no poseer sibilinos
dones proféticos. Apenas elucubrar que
habrá más de lo mismo de siempre ―omnipresente en todas la cumbres que en el
mundo se han dado―, fotografías mediáticamente sonrientes, declamaciones
rimbombantes y promesas huecas de integración… y paremos de contar.
¡Y ojalá nos equivoquemos, aunque
sea una sola vez!
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