viernes, 29 de agosto de 2008

REFORMA YA!




REFORMAS NECESARIAS A UNA FUTURA
CONSTITUCION NACIONAL PARAGUAYA,
REALISTA, JUSTA Y PARTICIPATIVA

Chester Swann*


Introducción:

Las mayores críticas que surgen a la hora de evaluar nuestra actual CN, es su excesiva longitud, su exagerado reglamentarismo y, sobre todo su excesiva ambigüedad, que pareciera dejar ventanas abiertas para dejar entrar a violadores, furtivos o no.
Claro que, los ilustres convencionales, al menos se esmeraron en cumplir el plazo de entrega de noventa días. Quizá, de haberse prorrogado aquél, la hubieran hecho peor. Algo es algo.
Una CN debe ser, ante todo, no muy extensa; comprensible hasta para escolares; no opinable ni sujeta a arbitrarias interpretaciones y lo más sintética posible. Algo así como el decálogo de Moisés, aunque algo más aggiornada, es decir actualizada, a nuestra medida, en lo posible ignorando instituciones foráneas, creadas en naciones ajenas a nuestra idiosincrasia y cultura.
Debe establecer indubitablemente lo que se puede y lo que no se puede hacer; lo que se debe y lo que no se debe hacer, tanto por parte de gobernantes como de gobernados. Deberá ser una escuela cívica en pocas palabras y no demasiado extensiva en declamaciones, tanto del Estado como de la ciudadanía. Un Contrato Social, que contemple nuestros usos y costumbres y reglamente los límites precisos entre derechos y deberes de gobernantes y gobernados. Esto, partiendo de la premisa de que la libertad sin responsabilidad es inviable e impracticable. Es una incitación a la transgresión social.
Gran parte de los farragosos articulados de nuestra CN, son copia casi plagiada de la Constitución colombiana, extensiva y pródiga en derechos de utilería y papel —del que dicen que aguanta todo, especialmente para el poder público—, pero muy parca en cuanto a las obligaciones de gobernantes y gobernados. Tampoco otorga al pueblo ningún poder de decisión (derecho al voto de los exiliados económicos, referéndum o plebiscito y democracia participativa real), o veto, ante arbitrariedades de los tres poderes administrativos de jure, dejándolo desamparado o cual convidado de piedra ante los desmanes —rayanos en lo delictual— de los políticos de nuestra excluyente partidocracia de logias trasnochadas, compadrazgos, cómplices, amigos y nepotes.
Nuestra CN es —por otra parte—, pródiga en la creación de instituciones onerosas, pesadas e ineficientes y de más cargas clientelistas para nuestro escuálido presupuesto. Es inaccesible e insensible por otra parte a la educación y cultura, mucho más necesarias para el desarrollo humano. Dispone una elefantiásica burocracia compuesta de compartimientos estancos, donde las responsabilidades individuales se diluyen homeopáticamente y nadie es culpable de nada.
En contrapartida, la nación y sus ciudadanos necesitan de instituciones ágiles y sumarias, responsables del bien común, expeditivas y signadas por el sello de la excelencia administrativa. Necesitamos un Estado Nacional; no partidario o faccioso, excluyente y perimido, como el que actualmente tenemos. Necesitamos una justicia pronta, gratuita y, sobre todo, sumariamente breve; basada en el fondo antes que en las formas. Bastaría, por ejemplo, enunciar que el crimen, la mentira, el despojo, la impunidad y el robo quedan fuera de la ley, sin demasiados detalles, que a buen entendedor sobran palabras, que para lo otro están las leyes y códigos en uso que reglamenten cada caso particular de acuerdo a derecho.
Pareciera que el Estado es un simple botín de guerra o abordaje de los políticos, que no administran sino poseen a las instituciones para sus particulares fines. Esta anomalía deleznable debe terminar de una vez y para siempre. Esto es, en líneas generales, lo que se debe corregir con una Asamblea Nacional Ciudadana Constituyente, electa libremente y a padrón abierto, integrada por los más probos y virtuosos ciudadanos, tanto intelectuales como técnicos y, sobre todo, creativos, sin importar mucho sus lauros académicos ‘formales”, pero sí su sentido común y su trayectoria de sevicios.
Pero debe ser requisito esencial, dejar las camisetas partidarias de colores primarios en la calle, fuera de los debates, que la nación es lo primero.
Nuestra CN fue discutida en una suerte de cambalache humano faccioso, donde hubo de todo y sólo faltaban representantes de los empresarios de frontera, aunque de seguro habrán participado por interpósitas personas. Ees decir: testaferros votados que no elegidos y financiados por el hampa.
Uno de los primeros requisitos para refundar la nación, libre de polvo y paja, es reducir al mínimo la cantidad de funcionarios, generalmente ociosos y superfluos y, al mismo tiempo, aumentar la calidad del material humano en servicio, capacitación y educación mediante.
La excelencia, honestidad administrativa e idoneidad, deben ser requisitos sine qua non para la prestación de servicios al Estado y, por ende, a la ciudadanía trabajadora; mas también la austeridad deberá primar sobre el derroche y la exhibición de poder y fortuna. Las ideas o ideologías no deben ser excluyentes, salvo que inciten a la violencia armada y a la intolerancia del pensamiento. Sería deseable que la intolerancia, de ser necesaria, esté dirigida hacia lo protervo y torcido; hacia la ignorancia y la mediocridad en todo caso, que bien lo hará.

La inversión en educación, cultura, salud y seguridad, no deberá ser menor al 28 por ciento del presupuesto nacional. Desde aulas, bibliotecas, laboratorios y multimedia, hasta viviendas y calidad de vida. El ciudadano honesto debería ser el único en tener sus fueros y seguridad amparados por la Ley. Para ello se debe tener presente que es ésta (La Ley), la que deberá gobernar al país, y que las personas son apenas encargadas de su observancia.
Los hombres y mujeres aspirantes a una función administrativa deberán ser elegidos por un comité evaluador que tenga todo el rigor posible, a fin de decantar a los mediocres y adocenados u obligarlos a mejorar su rendimiento en servicio, so pena de revocatoria de contrato o mandato, de ser cargos electivos.
¿Por qué personas nacidas en el extranjero, aunque radicadas con arraigo por muchos años en el país, competentes y sin antecedentes, deben ser excluidas de prestar servicios públicos simplemente por no haberse nacionalizado? ¿Por qué los paraguayos emigrados al exterior deberán ser excluidos del padrón electoral, especialmente si gran parte de los ingresos provienen de sus aportes? Nuestra CN proclama la no discriminación (Cap. III), pero los reglamentos internos de nuestras instituciones (que están muy por debajo de ella en orden de prelación) la practican a rajatabla.

Como dije, hay que corregir ambigüedades, analizarlo todo, pasarlo por el tamiz de las ideas y depurar nuestra CN en forma tal que no requiera enmiendas por muchos años. No oscurecerla aún más de lo que ya lo está. Pero para ello harán falta estadistas antes que simples politiqueros y operadores caza votos. Y, sobre todo, ideas preclaras.

ALGUNAS PROPUESTAS EN EL TAPETE:



DE LA ORGANIZACIÓN
DEL ESTADO PARAGUAYO

1. La República del Paraguay deberá ser: políticamente soberana; democráticamente participativa; socialmente justa; económicamente autárquica e integrada (lo que no significa precisamente dependiente) a nivel regional; culturalmente creativa y, sobre todo, con igualdad de oportunidades para todos sus habitantes honestos, nativos o no.

2. Debe haber justicia tributaria (quien más posee, más tributa) y facilidades de tramitación de documentos, licencias, legalizaciones, permisos, radicación de extranjeros, obtención de patentes, etc. Pareciera que los burócratas se empeñaran en inventar dificultades para vender facilidades a cambio de sobornos, coimas, cometas o como se denominen esas deplorables maneras de hacer dinero fácil. Incluso los que producen bienes culturales deberían ser exonerados del IVA.


3. Deberían eliminarse algunas instituciones poco o nada necesarias para el buen funcionamiento del Estado, como el Senado (Congreso Unicameral), vicepresidencia (En todo caso, es posible un sistema parlamentario deliberativo y colegiado ejecutivo), las gobernaciones y concejos departamentales electivos. Los intendentes municipales podrán integrar cuerpos colegiados legislativos departamentales con una presidencia rotativa semestral, sin perjuicio de sus funciones edilicias locales. Recuérdese que nuestro país es una república unitaria, es decir, no federativa, por lo que no requiere de una poco honorable cámara senatorial, y mucho menos, integrada con personajes de paupérrimo nivel cultural y técnico, como los que tenemos el disgusto de conocer hasta ahora.

4. Deberá replantearse el tema de las Fuerzas Armadas, las que se reorganizarán de acuerdo a las reales necesidades de mantenimiento de nuestra soberanía fronteriza, sin obligarlas a desempeñar otras funciones ajenas a ellas, ni utilizarlas para amedrentamiento de civiles inermes. De ser posible, el Estado, es decir la nación, deberá renunciar a la guerra como hipótesis de solución de conflictos y reeducar a los militares en tareas de defensa civil *estados de crisis, catástrofes naturales, pandemias, etc.) y gendarmería de fronteras. Recuérdese que el más peligroso enemigo del Paraguay, está a intramuros: corrupción, ignorancia, mediocridad, impunidad, deshonestidad, entre otros.


5. La seguridad interior debería estar a cargo del Poder Judicial y el ministerio de Justicia en carácter de Policía preventiva y de investigación, científicamente formada, inteligente y, sobre todo, desmilitarizada. La policía sería mucho más eficaz sin aparatosos despliegues bélicos u ostentosos uniformes de combate, estando mimetizada entre la población civil. Sería deseable que sus miembros contaran con educación universitaria previa antes de la carrera policial (o militar) y con honestidad acrisolada. Una policía escalafonada y jerárquica, formada sólo en carácter represivo, no respeta al ciudadano civil (y ni siquiera a sus subalternos), se burla de las leyes, tiene propensión a los abusos de poder e incluso a delinquir. Los aspirantes a policías y militares deberían pasar por un riguroso examen psicológico y psiquiátrico que pudiera detectar tendencias disociativas o anomalías de conducta. Por otra parte, deben mantener buena forma y un excelente estado físico y, de ser posible, entrenados para luchar sin armas (artes marciales), que a éstas las carga el diablo. Nada de gatillos fáciles a la hora de proceder contra marginales. Además, el ministerio debería ejercer un riguroso control de tenencia de armas de fuego y, de ser posible, prohibirlas bajo severas penas.

6. También los aspirantes a funcionarios de carrera deberán tener formación universitaria en Administración de Empresas, Ciencias Políticas, Ciencias Jurídicas, Relaciones Internacionales, Ciencias Exactas, Diplomacia y cualesquiera otras, que requieran de un alto nivel de formación académica y técnica, para un excelente y efiaz desempeño institucional. Lamentablemente, en nuestro castigado país signado por el perverso estigma del dolo, la corrupción y la dejadez, todo está por hacerse y es urgente una reforma que parta de Foja Cero, pero debemos hacerlo ya. La CN surgida en esta nueva época, no deberá regalar graciosamente derechos de difícil cumplimiento, ni proclamar retórica hueca, sino establecer reglas claras para un equitativo juego político, social, económico y cultural. Debe ser una expresión de sabiduría y síntesis filosófica de un Contrato Social, y, sobre todo medularmente republicana. Esto significa, la no concesión de privilegios irritantes a quienes ejerzan pasajera y coyunturalmente el poder.


7. La no reelección y la alternancia deben ser explícitas e implícitas, sin posibilidad de "interpretación" o juzgamiento arbitrario. Todo ciudadano u organización ciudadana deberán tener oportunidad de prestar servicio a la patria, sin exclusiones. Y esta premisa se debe dar en todos los ámbitos: organizaciones civiles, cooperativas, clubes, comisiones vecinales, intendencias municipales, etc. Quizá podría permitirse una elección alternada, tras uno o dos períodos de no ejercicio, para evitar el abuso de recursos del poder en beneficio del candidato. De esta manera habrá equidad en lo político y social e igualdad de oportunidades de competencia electoral entre partidos y organizaciones sociales.

8. Los programas de gobierno y desarrollo, deberán tener continuidad y seguimiento, sin importar la facción que eventualmente ejerza el gobierno nacional. Es decir: tener un Plan Estratégico de desarrollo-país y, sean quienes sean los administradores, darle continuidad hacia el futuro.


9. Al tomar posesión de los cargos electivos, los ciudadanos deberán perder su membresía partidaria para asumir un gobierno nacional, no debiendo apartarse de tal premisa, aún en el fragor de los debates políticos e ideológicos deliberativos.

10. Muchos capítulos de la actual CN, como los relativos a cursos hídricos, espectro radioeléctrico, espacios aéreos, pueblos indígenas, educación, y demás obviedades innecesarias, deberán ser sintetizados en uno sólo, referente a soberanía y propiedad pública, estructuración institucional y funciones del Estado. Para reglamentar todo lo anterior están las leyes nacionales puntuales. La CN no debe ser un compendio legislativo kilométrico y confuso, sino un contrato político para establecer responsabilidades. Nada más y nada menos. Recordemos que el fin último de la filosofía es la síntesis y a ella me remito.



CUERPO CONSTITUCIONAL DESEABLE:


a) Preámbulo y Declaración de Principios. Organización institucional.
b) Organigrama de los Poderes Constituidos (de ser posible con gráficos).
c) Defensa de la soberanía territorial y recursos compartidos.
d) Defensa de la Seguridad Social y bienestar del Ciudadano.
e) Participación Ciudadana (comicios, referéndum, plebiscitos, colección de firmas para presentación de proyectos, revocatoria de mandato y Veto, manifestaciones pacíficas para reclamar, etc.).
f) Responsabilidad del ciudadano u organizaciones civiles no gubernamentales (esto incluye a partidos, que no son instituciones sino asociaciones civiles). Deberes individuales, políticos y sociales deben ser claramente enunciados.
g) Responsabilidad de los funcionarios, electos, contratados temporalmente o nombrados. Condiciones claras y requisitos de la función pública. Inhabilitaciones.
h) De la Seguridad Pública, Salud, Trabajo, Educación y Cultura.
i) De la estricta Observancia de las Leyes (gobernantes y gobernados).

Otro de los defectos o falencias de nuestra actual CN, por ejemplo, en el Capítulo III Sección II que se refiere al Poder Judicial y específicamente a la Corte Suprema, establece sus atribuciones pero no sus inhabilidades, como dándole a sus miembros espacios en blanco para prevaricar o torcer a su antojo el rumbo de la justicia. En primer lugar, los miembros de la Corte deben estar prescindentes de relaciones "políticas", sociales (clubes, masonería, etc.) y partidarias de toda índole y ser electos por concurso de méritos, antes que como graciosas concesiones de los políticos o como reparto de "cuotas de poder" de partidos. Se han dado casos en que de una terna de aspirantes a ministro, fuera elegido el de menor puntaje curricular (Antonio Fretes, frente a María Sol Zuccolillo, por ejemplo).
Tampoco hay un código de ética que obligue a los magistrados a no vender su conciencia, ni sus sentencias, al poder político de turno, como lo hicieran quienes avalaron al presidente Duarte a ser presidente del partido, función incompatible si las hay, siendo jefe del ejecutivo, violando el art. 237 de la CN.
Todos los integrantes del Poder Público (me refiero a los 3 poderes de jure) deben tener bien establecidas sus incompatibilidades y respetarlas, sin que medie alguna "interpretación" graciosa de la Corte que avale irregularidades graves, causales de un juicio político sumario y expeditivo con revocatoria de mandato.
Es menester que estas reflexiones sean debatidas por las bases (Vox populi, vox Dei). No es pretensión de este ciudadano que sus ideas sean aceptadas o adoptadas en bruto. Simplemente que sean debatidas, replicadas si es preciso y que del disenso surjan nuevas ideas que permitan lograr un nuevo proyecto nacional en beneficio de todos. Recuérdese que la Constitución de los EE.UU. tiene no más de veinte artículos y 26 enmiendas, que cualquier escolar se la conoce de pe a pa. La síntesis, repito, es señal de sabiduría. A ella me remito y la invoco en estos duros días de tribulaciones.
Sigamos discutiendo el tema, que hay mucha tela para cortar.
Es justo y necesario.



* Fue periodista y caricaturista político, además de artesano, ilustrador, compositor y escritor de ficción. Pueden visitar su sitio http://www.tetraskelion.org/ o su correo electrónico cheswann@gmail.com para opinar en foro abierto. También habilitaremos espacio en el Blog para quienes quisieran emitir sus dudas u opiniones.

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