domingo, 22 de agosto de 2010

La corrupción sigue tan campante Y resiste a las “buenas intenciones”

Escribe al dorso de un cheque marrón oscuro: Chester Swann*
¿Quiénes están detrás del XXI Foro de
Jefes de Estado Iberoamericanos?
Doris R. Paredes y Chester Swann (para LA CHISPA) www.chesterswann.blogspot.com

Es innegable que desde los tenebrosos tiempos de la Guerra Fría hemos sido manipulados por poderes oligárquicos que han ejercido presión sobre nuestros pueblos: la OEA, la ONU, el Banco Mundial, el Fondo monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre las entidades visibles y superestados dentro de nuestros estados.
Uno de estos manipuladores, Enrique Iglesias, del BID ha impuesto préstamos fraudulentos y usurarios a nuestro país y financiado a la dictadura dentro del Plan Cóndor y las “reformas educativas” desde 1957 en adelante, que hicieron decaer al intelecto de manera deplorable.
Más de 160 millones de dólares del BID fueron dilapidados por nuestros políticos, “asesores” y consultores extranjeros que vinieron a darnos recetas de desarrollo y sólo enriquecieron a los oligarcas de la 2a. reconstrucción colorada, manejada por el Dr. Gildo Porto Guerra, gerente residente del BID en Paraguay, uno de cuyos hijos: Ireneu Teixeira-Guerra fue condenado por el homicidio de Mbopí Aguirre en los 80.
¿Hizo la Contraloría algún segumiento de los “préstamos” del Bid durante la era de la “segunda recosntrucción” hasta nuestros días? Debemos suponer que estará muy ocupada en otra cosa y está agobiada de ttrabajo. ¿El Congreso nacional? Tampoco, pues estará aún contando las treinta monedas ganadas por vender el país a Monsanto, Río Tinto, los brasiguayos, la energía, etc. ¡Pobrecitos, ellos!
Toda Latinoamérica conoce la sinuosa y nefasta trayectoria del BID, verdadero anfitrión en las sombras de este XXII Foro en curso y es altamente probable que algún vacío presidencial ha sido para esta benemérita entidad y su presidente: Iglesias, antes que para el genuflexo Lugo.
¿Saldrá algo positivo de este cónclave, con más dispositivos de seguridad que ideas claras? No lo podemos saber al no poseer sibilinos dones proféticos. Apenas elucubrar que habrá más de lo mismo de siempre ―omnipresente en todas la cumbres que en el mundo se han dado―, fotografías mediáticamente sonrientes, declamaciones rimbombantes y promesas huecas de integración… y paremos de contar.
¡Y ojalá nos equivoquemos, aunque sea una sola vez!

¿Seguimos en ”victoriosa” carrera… …contra la inteligencia?

Corre que te corre para recuperar el tiempo perdido: Chester Swann*


El tiempo corre de prisa y, cual Kronos el insaciable, devora a sus hijos con todo y almanaques. Pese a los muchos que se empeñan en atrasar relojes e imponer calendas griegas a la historia, ésta sigue su marcha implacable e imperturbable hacia el futuro. Un futuro que se aleja de nosotros como el horizonte o el pie del arco iris mientras nos empeñamos en conservar no sé qué, pero conservarlo a ultranza, rehusándonos a la posmodernidad y manteniendo una neofobia consuetudinaria para nada.

¡Y vaya si seremos neofóbicos!

Desde los lejanos días de nuestra pretendida emancipación, hace casi dos centurias, nos pasamos conspirando contra nosotros mismos y jugando al escondite con la inteligencia.

Y no nos dejamos pillar ni alcanzar por ella.

¿Por qué nos negamos a las ciencias, al conocimiento y al despertar del intelecto? ¿Es que nos sentimos más cómodos en el corral de la fe en el pensamiento mágico? ¿Nos refugiamos en fetiches “sagrados”, en el “sidiosquiere”, en el fatalismo determinista o en el azar… o en el “romanticismo” cursi y ramplón, en lugar de debatir ideas, esperando “mejores tiempos”? ¿Es que no hemos caído en cuenta de que la fe es el disfraz de la ignorancia y el “romanticismo un sucedáneo del pensamiento crítico?

Quizá por ello nos autocensuramos en nombre de la “libre expresión” para no caer políticamente incorrectos. En tal tesitura, podemos cantar odas a las mariposas, los pajaritos y las flores; o al amor lejano e imposible, en una suerte de masoquismo intelectual o en una abyecta autocompasión.

¡Vamos¡ ¡Despertemos de una buena vez y aterricemos en el presente! ¡Es tiempo de apagar cirios promeseros y abrir libros prohibidos! Kronos no espera a los rezagados. Simplemente los devora, si no sirven para otra cosa que medrar apáticos a la espera de mejor “suerte” confiando en alguna mítica provi-demencia, o en la azarosa fortuna… en lugar de ajetrear sus neuronas, abotagadas, atrofiadas y perezosas por falta de ejercicio crítico. Y no me refiero a críticas descafeinadas, edulcoradas para el deleite de los estetas neutrales, sino para sacudirnos del yugo del mercantilismo que subyuga a la humanidad.

¡Despertemos de una vez, sin esperar sentados hasta que “dios quiera que nos levantemos”!

Leyes “antiterroristas” ¿Para sembrar el terrorismo de estado?

Corre a pedir asilo: Chester Swann*

Luque, Paraguay, 23de julio de 2010.

Por presiones del “propietario” del patio trasero sub-americano, noestro congreso y un complaciente presidente han pro-mulgado la esperada Ley Antiterrorista… con segundas, terceras o cuaartas intenciones, de imponer nuevamente dictaduras fascistas como las que “disfrutamos durante la Guerra Fría. Pero hagamos un poco de historia.

¿De dónde salió esa psicosis del “terrorismo, ahora tan de mo-da… desde que George Widiot Bush tuviera la idea de un Nuevo Orden Mundial? Para los detentores del poder, terrorismo es enfren-tar a gobiernos totalitarios en demanda de bienestar, libertades civi-les, educación, mejoras salariales, medio ambiente sano, salud para todos y todas esas demandas molestas para los “de arriba”.

Recordemos que cuando los ejércitos del Eje ocupaban a Eu-ropa, tras invasiones-relámpago, los ejércitos regulares dde los países oscupados o se rindieron o huyeron como ratas a extramuros en 1939. Sólo los civiles quedaron para organizar la resistencia al in-vasor: llámense Maquis, Partisanos o simplemente La Resistencia, a la que los nazis denominaron, justamente, terroristas, por las tácticas de guerra asimétricas utilizadas para hostigar al invasoe nazi. Tam-bién Hitler, en su mesiánico delirio proclamó entonces “El Nuevo Orden”, para sojuzgar a naciones bajo las botas de la Wehrmatch y las SS.

Los patriotas, pese a ser perseguidos, torturados y ejecutados, no dejaron de ofrecer resistencia al ocupante. Una emboscada aquí, una bomba allà, otro atentado más allá… hasta que agotaron la ca-pacidad de aguante de las legiones enemigas.

¿Qué buscaban los del Eje Roma-Berlin-Tokio con la ocupa-ción y destrucción sistemática de países enteros, incluidas infraes-tructuras y población civil? Al decir del propio Adolf Hitler, era una lucha “por el espacio vital” (Lebensraum), desplazando, exter-minando o esclavizando a los ciudadanos de media Europa, Corea, China, Manchuria, China, Malasia, Filipinas… para absorber sus re-cursos y territorio manu militari, prevalecidos de su poderío militar.

Es por ello que los poderosos (o que creen serlo) del planeta, temen a los pueblos, a los civiles y acuden a espurios instrumentos legales para reprimir manifestaciones, protestas, ocupaciones… o una resistencia activa a los nuevos señores feudales del país, léase latifundistas. Pero ¿Por qué esa ley no incluye a los verdadewros ac-tos terroristas que caen a torrentes sobre los civiles, envenenamiento del aire y del agua, rociados químicos sobre pobladores, asesinatos selectivos de dirigentes campesinos, muertes de niños por intoxica-ción de pesticidas, venta de productos tóxicox como alimentos (ci-clamatos, aspartamo, sorbitol, etc), venta libre de vacunas contami-nadas con mercurio, búsqueda de oro y plata que libera arsénico y cianuro a los acuíferos y otras delicias de la imbecivilización?
¿No es terrorismo matar al agua, a la tierra y espantar a viejos pobladores con pistoleros y matones armados, fiscales y policía… para inundar de sojales al país, de horizonte a horizonte degradando a la tierra?

Si uno de los ex simios de las legislaturas tiene argumentos a favor del terrorismo más arriba descritos, le agradeceré que me los envíe a este medio.

Pero sigo pensando que los verdaderos terroristas están fuera del alcance de las leyes y, al decir del “Martín Fierro”: ―La ley es igual que el cuchillo. Nunca lastima al que la empuña por el mango.

Y en mi carácter de ciudadano, le digo a los esbirros de la polí-tica: Pronto, muy pronto, todos, excepto los cobardes, seremos par-tisanos.

¿Hay tiempo para encender la “pipa de la Paz”?

Corre a buscar un fósforo: Chester Swann*

Las tensiones internacionales no han cedido un ápice desde las dos guerras mundiales y la subsiguiente guerra fría entre “el bloque desorientado y el accidentado”. Usted interprételo como mejor le parezca, que hay material para todos los gustos. Un iluso llamado Francis Fukuyama ―ex pasante del poderoso Council of Foreign Relations―o CFR, tras la caída del muro de Berlin escribió un libro titulado “El Fin de la Historia, allá por la década de los noventa, profetizando que la monopolaridad sería beneficiosa para el planeta al eliminar las tensiones bipolares ¡Craso error!. Todavía no se secaba la tinta del primero cuando otro avispado ¿analista? llamado Samuel Huntington respondió con otro titulado “El choque de las civilizaciones”, algo menos optimista como se verá. También éste fue pasante del CFR y la llamada Comisión Trilateral, que, como el poco conocido Club Bildertberg ―otro “club de reflexión” ―, apunta hacia la caducidad de las soberanías nacionales en breve. ¿Objetivo? La implantación del New World Order, o dicho en cristiano: un nuevo orden mundial “bajo la égida totalitaria de las Naciones Unidas, que no son sino el tentáculo de los Rockefeller, los Rothschild, los Lazzard, los Morgan-Chase y los otros menores corporizados en los bancos multinacionales: FMI, BM, BID, y los agrupados en el Club de París, el Club de Roma y ciertas superlogias financieras que no dan la cara ―y no por humildad y modestia precisamente―. Una suerte de criptocracia oculta a la opinión pública pero con poder superior a cualquier gobierno de por ahí, incluso al de Washington o Tel Aviv.

Muy pocas personas están informadas de los entresijos de estas poco beneméritas entidades que financian las grandes guerras por las supremacías regionales, a tirios y troyanos por igual, que total ellos, los financistas, nunca pierden gane quien gane.

Si en siglos pasados las guerras eran asunto de militares u hordas guerreras, las nuevas “doctrinas” bélicas apuntan al aniquilamiento de civiles, tal lo están haciendo Israel y su lacayo Estados Unidos de América, o mejor: los hechiceros de la guerra en el poder, que sus pobres ciudadanos son apenas carne de cañón para sus conquistas.

Claro que, para tener pretextos plausibles para “guerras justas” primero hay que crear un enemigo ―real o imaginario, lo mismo da―, que la desinformación ¿orienta? a la “opinión pública” (la menos pública de las opiniones) en el sentido políticamente correcto, para los intereses que lucran de ellas.

En tiempos antiguos una guerra era por conquistas territoriales y por empujar sus fronteras a extramuros, una suerte de “lebensraum” o búsqueda del espacio vital. Posteriormente, ya en los inicios de la “era cristiana”, contra herejes, heterodoxos o “infieles”, que pergaminos o papiros lo aguantaban todo, incluso sangre a guisa de tinta.

Posteriormente, ya en la edad contemporánea, se crearon los nacionalismos a la carta y el “patriotismo”; ambos alcahuetes encubridores de intereses comerciales corporativos.

Quien afirme que hay guerras justas, es un desinformado que ignora supinamente las lecciones de la historia y, peor aún, de la prehistoria. Hasta las guerras de la “independencia” tuvieron motivos económicos antes que “políticos”, como lo demuestran los países americanos en el siglo XIX y los africanos y asiáticos en el XX.

Ahora ha llegado la hora de las “guerras preventivas contra el terrorismo” o sanatas similares que encubren inconfesables intereses corporativos industriales por recursos energéticos.

Israel está echando el ¡chúmbale! A los Estados Unidos a fin de atacar a Irán, porque tiene la osadía de buscar su independencia energética en base al uranio ―abundante y barato por cierto― y dejar su petróleo, también abundante pero no renovable, para China que demanda energía y ya es toda una potencia mundial… y que además es acreedora de la elefantiásica e impagable deuda norteamericana.

Si el ataque en cierne logra destruir la infraestructura iraní ―cosa dudable por otra parte, gracias al sistema Antey Almaz de misiles y radares rusos S-300, Estados Unidos e Israel, es decir los sionistas, podrán respirar un tiempo más… hasta que se les desinfle la burbuja el derroche… por última vez.

La ultraderecha parece olvidar que el peor enemigo de un estado capitalista no es el socialismo… sino otro estado capitalista y competidor por la torta planetaria.

¿No es tiempo de sentarse a encender la pipa de la paz? ¿O piensan encenderla con armas nucleares?