lunes, 13 de octubre de 2008

CARTAS DESDE EL PARAGUAY



CARTA DESDE EL PARAGUAY
¿Crisis? ¿Qué crisis?
Blanquea cifras y frases: Chester Swann

Mucha tinta se está derramando por la caída de una bolsa neoyorquina, tan ajena a nosotros como la tierra al pobre, o como el trabajo al desocupado. Muchos analistas económicos de frondosos currículos están siendo pagados por las empresas mediáticas, para emitir opiniones sesudas acerca de si nos tocará o no el tsunami del Dow Jones; o si pasará de largo de nuestras costas sin mar.
Pero para los puristas neoliberales, es la prueba más fehaciente (aunque lo nieguen) de que las “leyes del mercado” no son infalibles como el papa. De que el papel del estado no es tan ajeno a la economía como los proclamaban a cuatro voces los Chicago Boys; que cuando se infla una burbuja vacía, a puro aire, acaba por estallar y desinflarse, como ENRON o Halliburton.
Los exégetas del “liberalismo doctrinario” han entretejido muchos mitos a través de la corta pero turbulenta historia económica contemporánea. Muchos de ellos soslayando responsabilidades sociales e ignorando la ética humanista, en pro del lucro y la acumulación de riquezas individuales por medios diversos, no todos legales; aplicando doctrinas más afines al maquiavelismo que a las de Adam Smith.
Mas ha llegado la hora del sinceramiento (aún a pesar de doctrinas e ideologías aparentemente opuestas y polarizadas) y el mea culpa.
El desesperado SOS de Wall Street a la Federal Reserve; la propuesta de estatizar muchos bancos quebrados y otras “medidas de urgencia”, ponen al desnudo la fragilidad casi anémica del autocrático Emperador Mercado, amenazando con destronarlo de su equívoco pedestal. Nada es lo que aparenta, y la economía —lo diré siempre—, depende de los economistas en la misma proporción en que las tormentas y huracanes dependen del Servicio de Meteorología.
Quien esto escribe, confiesa ser ajeno a las ciencias numéricas de la economía y los postulados liberales, e incluso de los marxistas. La única premisa aplicada de la lógica socioeconómica es el sentido común; el menos común de los sentidos. Y el sentido común me dice que una economía de papel, sea éste el dólar. El euro, el yen, el yuan o el anémico aborigen nuestro, está destinada a la caída inflacionaria, si no tiene un respaldo sólido en oro, en plata o en una producción de bienes y servicios que equilibren su balanza de pagos.
Hecha esta salvedad, la historia me ha enseñado que los caracteres chinos con que escriben la palabra “crisis”, también tienen la acepción lateral de “oportunidad”. Lo que me permite sugerir que las crisis emanadas del llamado Gran país del Norte, son artificiales y provocadas para empobrecer a muchos y enriquecer a unos pocos. Tal fueron las anteriores, entre 1907 a la fecha. El jueves negro de octubre de 1929, marcó a fuego a las clase sociales populares de los Estados Unidos, repercutiendo en el mundo de la posguerra europea.
Pero de esa crisis surgió el astuto New Deal, empleando masas de manos ociosas de campesinos granjeros y desempleados urbanos en las nacientes industrias de los armamentos. Roosevelt, en su reelección (1936, creo) declaró arrogantemente —quizá previendo una nueva conflagración mundial— “Los Estados Unidos deben ser el arsenal de la democracia”. ¿No les resulta familiar esto, con la situación actual de la creación de un nuevo orden bushista?
Esta crisis actual debiera ser para nosotros una oportunidad de ruptura e independencia, a casi dos centurias de haber soltado amarras con España. Los liberales fueron grandes sacerdotes de la teología de la dependencia a países ricos y fuertes; pero esto que ocurre demuestra que no eran tan fuertes como aparentaban. Salvo la inútil fortaleza del grandullón musculoso y descerebrado, que desafía a los alfeñiques a puñetazos, y oculta una cobardía disimulada de fondo.
Nuestro país, escaso de demografía, pero con suficientes recursos propios, deberá repensar y redefinir su condición de nación vasalla y realizar su segunda declaración de independencia, quizá un mayo de 2011, y ponerse los pantalones largos de la emancipación de potencias exógenas. Esto no excluye la integración a un gran bloque regional del Sur, tantas veces vilipendiado y menoscabado por los anglosajones. Sólo necesitamos potenciar a la inteligencia del pila, educación mediante, para entrar al siglo XXI con la frente alta y, sobre todo, sin el estigma del mendicante subdesarrollo.
No sé si me explico, pero creo que esta crisis también nos abre una oportunidad. No la desaprovechemos peleando por cargos inútiles como oreja de sordo.






CARTA DESDE EL PARAGUAY
De itaiputizaciones, Yacyretraiciones
y otras variaciones orquestadas.

Publicita gratuitamente y sin cargo: Chester Swann.

La reciente exhumación de listas de medios y de periodistas activos, en función de agentes intermediarios de los avisos publicitarios de las binacionales: Itaipú y Yacyreta, desnudó el perverso y pícaro sistema de acallar voces críticas, favorecer a los amigos y parientes, además de regalar dinero público, para ocultar algunas falencias administrativas.
No iré a detallar dicha lista, ya conocida, que engloba a medios de envergadura y también a otros radiales de escasa cobertura del interior; sino de comentar este propósito de poner bozales a los posibles críticos. La cuestión era ganar votos, acallar cuestiones incómodas y silenciar a periodistas estrella por medio de prebendas. Más de lo mismo de siempre.
El escándalo salpicó también a la llamada Gran Prensa, ésa que presume de independiente, neutral y buscadora de verdades ocultas; ésa que se dice enemiga de la corrupción pública (no de la privada, claro está, que los chanchos del chiquero propio están fuera de sospechas); ésa que se proclama ética y ecuánime, siempre que no peligren intereses afines.
En fin, que la cosa no llamó mucho la atención del público en general, pues como se estaba acostumbrando a ver, leer y oír propaganda de las binacionales, no reparó en la gravedad del affaire del llamado Sistema Siete: una agencia creada por el pícaro ex presidente Nicanor (siete letras, por si no reparó en el anagrama) Duarte Frutos, para canalizar la plata dulce hacia bolsillos ávidos.
Es evidente que esa prensa de la que me he referido, ya despojada de dicha propaganda inútil pero costosa, ahora se dedica a lanzar misiles y brulotes contra un gobierno recientemente asumido. Un gobierno novato que apenas si tiene tiempo para deshacer, de a poco las gravísimas desprolijidades heredadas de más de sesenta años de despelote organizado, por los colorados en el monopólico poder.
No es de extrañar que últimamente arrecien los ataques contra esa maldita izquierda que mete narices donde no debe y que se dedica a descubrir fatos gordos y maletines clandestinos, que otrora favorecían a “los amigos”. Pero así es la bipartidista política criolla.
Este chispeante bloggero no pudo eludir el hacerse cargo y eco de este hecho, que no por conocido y tolerado deja de ser nefasto para el país. Los miles de millones repartidos con alegre irresponsabilidad por el ahora diputado Víctor Bernal y Nicanor Duarte, darían para solucionar muchos problemas y carencias de los desfavorecidos. Muchos kilómetros de rutas podrían haberse construido con estos desperdiciados fondos, sin solicitar préstamos chinos ni del FMI.
Claro que, en Colombia, país con el que tenemos cierta afinidad emocional, cuando no pueden corromper a un medio, lo atacan con explosivos. Si un periodista insiste en ejercer la libertad de conciencia, le agujerean el apellido con plomo. Negocios son negocios.
Pero acá, en Paraguay, los políticos prefieren optar por la plata dulce que, al decir de don Francisco de Quevedo “poderoso, caballero es don Dinero”. Por suerte no estamos en Colombia… por el momento. Pero eso no significa que los honestos estén a salvo de las tentaciones y, si éstas no los tientan, tampoco estarán a salvo de las balas. Recuerden que Santiago Leguizamón fue el primer mártir de un prematuro Plan Colombia a la brasiguaya.

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