viernes, 5 de diciembre de 2008

LA COLUMNA DESVIADA


El inexorable paso de las calendas griegas…
Cronometrando esperanzas frustradas: Chester Swann.

Luque, 13 de noviembre de 2008.

Ya estamos cerca de los cien días, respirando en una enrarecida atmósfera de indefiniciones, contradicciones, conspiraciones (contra el sentido común, más que contra el gobierno), contramarchas y desmentidos; que con tantas informaciones estamos más desinformados que nunca.
Fernando Lugo, que tanto ha presumido de sus “raíces” coloradas durante la campaña previa al 20 de abril, está actuando como si le importara más parecer un jefe de estado… que serlo. Habiendo designado a gente brillante y honesta, pero poco preparada en manejos de crisis, está rodeado de un impenetrable anillo militar-policial-burocrático, que entorpece su correcto conocimiento de lo que ocurre y su contacto directo con la realidad cotidiana a extramuros del palacio de López.
Lugo debería confiar más en el pueblo que lo eligió y abrir ese anillo de anaconda con que dicen resguardarlo, para ir triturándolo poco a poco. Y no sólo él, sino sus ministros, que por estar rodeados de restos de escombros de gobiernos anteriores, no pueden estar al tanto de cuanto ocurre en sus espaldas y en su entorno inmediato; que el sabotaje de sus gestiones —valga el caso de Rafael Filizzola y su corrupta policía de orden público—, es igual o peor que una conspiración.
Nosotros, los ciudadanos de a pie y, para más inri víctimas de los desgobiernos anteriores, somos quienes tenemos que tener acceso libre y comunicación directa con los referentes del gobierno para hacer nuestros aportes (y que conste que lo hacemos gratis, de puro patriotas nomás) para ayudar a las autoridades, no sólo a adoptar medidas racionales, sino a no dejarse estrangular por el inepto aparato burocrático que recibieron como nefasta herencia.
Aún si Lugo cree ciegamente en sus asesores muy cercanos, no por ello debería dejar de contrastarlos con opiniones de terceros ajenos a su gobierno pero simpatizantes con un verdadero cambio. No basta con estar aquí y acullá, rodeado de gorilas y sin acceso a periodistas (caso Academil), saltando de helicópteros a aviones de línea. Hay que tender las manos al pueblo, a la gente de la calle, a los pensadores, creativos, intelectuales y artistas; que todos tienen algo que aportar.
Se aproximan esos cien días, en una peligrosa pendiente de ingobernabilidad. No tanto a causa de los reclamos populares, sino de las cáscaras de banana y metidas de pata de sus propios colaboradores y partidos aliancistas. Las ambiciones y luchas internas, más personales que ideológicas, inficionan el ambiente dentro de la APC y el que respira de rebote la ciudadanía mayoritaria. Al fin y al cabo, esta alianza tubo como bandera el cambio, pero ahora ofrecen más de lo mismo… para variar. ¿Habrán leído “El Gatopardo” de Lampedusa? Todo parece indicar que, muchos de ellos son demasiado aliterados para haberse molestado en leer algo, aunque los resultados insinúan que tal vez sí, aunque más Maquiavelo que Lampedusa.
En todo caso, insisto: la presidencia y los titulares de gabinete deben tener uno o varios canales abiertos (pedigüeños abstenerse) de intercambio con la gente común, sin intervención de la anaconda burocrática, Tal vez entonces, podamos compartir culpas entre todos nosotros y no sólo achacárselas a ese oscuro entorno llamado “primer anillo”.

De plomos diplomáticos internacionales
Vota sin quorum asambleario: Chester Swann.

Luque, 14 de noviembre de 2008.

Las premisas surgidas de la Declaración de Derechos del Hombre (tan rimbombante cuan inútil), proclamada por las Naciones Unidas en 1948, tienen un grave defecto que muy pocos se han molestado en hurgar. Sea por ignorancia o complacencia, los seres humanos (no sólo el hombre), incluido La Mujer —destinatarios de esos derechos de papel de coproteca—, sufren la embestida de las guerras y el hambre en escala apocalíptica, sin que las inoperantes Naciones Unidas (al menos el nombre les queda bien, aunque piensen y hagan lo contrario) puedan contener las hambrunas y matanzas violentas en África, o donde quiera haya agresiones tribales, económicas, políticas o religiosas.
Simplemente no tiene fuerza institucional ni estatura moral o ética para detener a los expansivos cuan agresivos imperios que codician los recursos de los países más pobres e incultos. Además, los Secretarios generales que han pasado por allí, desde Dag Hammarskjöld a Ban Ki-Moon, siempre han eludido chocar con los intereses que realmente manejan al mundo, a través de los bancos internacionales o empresas de cártel.
Eso sí, es una gran devoradora de burocráticos y pantagruélicos presupuestos, aportados mansamente por los estados miembros y sólo sirve para insustanciales proclamas, descafeinadas y tibias condenas; para estériles pronunciamientos diplomáticos, nulos aportes a las agencias de Cultura como la Unesco y, totalmente inoperantes para la redistribución de alimentos (FAO), detención del tráfico de armamentos o freno disuasivo a las guerras intestinas o maltrato de niños (UNICEF). Una gigantesca organización para nada.
Los “cascos Azules” de la ONU, han actuado más como mercenarios de los Estados Unidos que como garantes de la paz mundial. Incluso se han destacado en muchas intervenciones violando mujeres y niños, robando a los lugareños o simplemente mirando a otra parte mientras las fuerzas “rebeldes” o “leales” hacían sus barrabasadas contra civiles inermes, tal ahora mismo en el Congo, donde la pasan reculando pese a tener “legitimidad”.
Pero hay otro defecto más grave e igualmente soslayado por la diplomacia mundial y los escasos Hombres de Buena Voluntad ,que aún subsisten pese a las guerras preventivas, la esclavitud rediseñada y las persecuciones ideológicas.
El dichoso texto mencionado más arriba y lanzado con la pompa y solemnidad de los imbéciles bienintencionados en 1948, fue redactado por el general sudafricano Jan Cristian Smuts, uno de los artífices del apartheid (1927, siendo mayor y represor consciente) y responsable de una de las peores masacres de mineros en huelga en una de las minas de diamantes de la empresa De Beers. Todo un prócer de la infamia. Algo así como Nerón pontificando sobre prevención de incendios a bomberos voluntarios; o Atila admirando a la civilización romana desde su caballo.
Tampoco la OEA ha prestado los servicios para la que fuera creada. No ha podido evitar guerras entre los estados miembros, no ha impedido injerencias políticas de los Estados Unidos o Inglaterra (caso Malvinas) contra países pequeños, como Guatemala, Guyana, Panamá, Granada, Cuba o Chile. Tampoco ha abogado por el entendimiento de los pueblos a través del arte y la cultura.
Otra “organización” de nula capacidad negociadora, que debemos solventar para que nuestros diplomáticos pierdan el tiempo aprobando o desaprobando bloqueos o “condenando” violaciones reales o supuestas a la libertad de prensa, tal como la entiende la SIP y sus subsi-diarios con mando a distancia.
Hasta ahora han reunido a muchos cerebros en estas organizaciones internacionales, sólo para avalar lo inevitable; para ceder ante las naciones poderosas o apoyar causas perdidas. Y ya va siendo hora de tomar decisiones heroicas; de las que podríamos tomar como ejemplo a Suiza, tan mediterránea como nosotros. Esta nación, pequeña pero culta, alberga a muchas agencias internacionales de la ONU, pero mantiene su neutralidad soberana y no es miembro de la ONU, de la OTAN, de la Unión Europea ni de ninguna otra entidad multinacional, manteniendo su soberanía a ultranza, con una ciudadanía ajena a todas las crisis que azotan al resto de Europa y el mundo.
Claro. Para ello hay que ser algo más inteligente que los zopencos que manejan la política nacional y la educación (aquí es una regla sin excepciones). He ahí el primero obstáculo a salvar. Quizá de llegar a ser como Suiza, no precisemos exportar mano de obra barata al primer mundo. Es cuestión de pensarlo. Yo al menos, ya lo pensé. Decidí divorciarme de la Estupidez y espero que mis compatriotas hagan lo propio. Bastaría concubinarse con la Inteligencia y soltar lastres de plomos diplomáticos para cobrar altura desde nuestra mediterraneidad.


Las armas las carga el diablo…
pero ¿quién las descarga?

Apunta la pistola de la indignación: Chester Swann*.

Luque, 18 de noviembre de 2008.

Pareciera una insignificante cifra más de las estadísticas negras, destinadas al pronto olvido, como tantos casos denominados “desgracias”, “accidentes” o cualquier otro eufemismo que, generalmente, se usa para eludir responsabilidades personales. Me refiero a la muerte del lustrabotas de diez años: Marcelo Javier Ojeda a manos del irresponsable suboficial de 3ª Miguel Vargas Gaona (23), quien manipulaba un arma en el lugar menos indicado, como presumiendo de su tenencia y portación. Una típica bravuconada militar, más digna de cobardes que de guerreros de la patria.
En realidad el paraguayo de hoy es realmente cobarde. Para hacer gamberradas se escuda en el anonimato de una patota multitudinaria para agredir al semejante, romper vidrios destrozar muebles de escuelas y ocupar lotes ajenos. Me reafirmo. La violencia está unida en matrimonio con la cobardía y se escuda tras el miedo personal disimulado con sobredosis de alcohol u otras substancias alteradoras. Pero en el caso que nos ocupa, este suboficial —que suponemos debe estar entrenado en el manejo de esas máquinas de matar denominadas armas de fuego— debió haber violado el reglamente de seguridad. Para ello, en cada cuartel existen armerías, donde se limpian, revisan y mantienen armas de fuego.
Fui testigo de varias muertes en cuarteles por disparos “accidentales”. En el propio Batallón Escolta, en los años sesenta hubo muchos casos de soldados hiriendo a colegas, y donde se ha excluido la intencionalidad manifiesta.
Pero accidental o premeditada, una vida es apagada por causa de una negligencia y el autor se escuda tras lo “accidental” para no asumir la pena por homicidio y la indemnización a los familiares del niño trabajador como en este caso puntual.
Pero esta negligencia es responsabilidad de las propias fuerzas armadas, que no ven con malos ojos las violaciones al reglamento, ni ordenan a sus subordinados evitar hacer ostentación de armas en lugares públicos en tiempo de paz. Un homicidio, intencional o no, es delito de acción penal pública y causal de destitución del culpable para dejarlo a cargo de la justicia ordinaria. La “cárcel” de Viñas Cue no es lugar para un culpable de homicidio, sino Takumbú.
Es cierto ese viejo refranero, que sugiere que a las armas las carga el diablo; pero por ello mismo se las debe manejar con precauciones porque éstas sólo sirven para matar. Si un militar ignora esto, no debe seguir en filas. Debe ser dado de baja antes de que tome como deporte hacer exhibición de armas de fuego y matar a cualquiera con la disculpa de “se escapó el tiro”. Y ese tiro, no se le escapó al suboficial Miguel Vargas Gaona. Ese tiro se escapó de un arma de las Fuerzas Armadas de la nación.




La política de la cleptocracia ¿hasta cuándo?
Trata de exorcizar a los cuarenta ladrones: Chester Swann*.

Luque, 20 de noviembre de 2008.

A veces me daba la impresión de estar, nosotros los paraguayos, curados de espanto y acostumbrados a los impunes latrocinios perpetrados institucionalmente por los colorados. Es decir; ellos habían hecho leyes y códigos para medrar de las arcas públicas sin consecuencias legales ni justicieros castigos. Los ratones se encargaron del queso; las gallinas del maíz y los zorros del gallinero; sin más penas que una que otra destitución o un simple traslado de funciones… si se dejaban pillar in fraganti.
Desde los días del general Stroessner (no pude conocer los anteriores) en adelante, los robos eran tan descarados que parecía que la patria le tomó el gusto al estupro y se dejaba hacer sin patalear. Los colorados se empeñaron en empeñar al país y deshacer sus riquezas, como si después de ellos viniera el fin del mundo; acumulando sin tasa ni medida el sucio producto de sus rapiñas, sin que jueces o fiscales pusieran freno a sus apetencias.
De pronto apareció una especie de lucecilla al final del largo túnel del despelote, cuando se vislumbró una figura diferente, en la persona de Fernando Lugo. Muchos de nosotros —los que estábamos hartos de los cleptócratas de siempre—, nos remangamos para poner el hombro al cambio. Y lo hicimos con sobredosis de entusiasmo militante en la esperanza de exorcizar a los delincuentes y enviarlos de regreso al averno. O, en su defecto, al menos unas merecidas vacaciones en Tacumbú.
Pero la cruda realidad se impone en estos días, tras el enfriamiento del jolgorio inicial. Al parecer nos llega más de lo mismo y los nuevos dueños del pastel no se animan a poner en su lugar a los cientos, miles, de émulos de Caco, enquistados en el estado y bazofia sobrante del gobierno anterior. El reciclaje de basura se hizo carne y habita entre nosotros como pesadilla reacia al despertar.
El desenfrenado saqueo del país pareció acentuarse tras la aparente derrota colorada del 20 de abril, aunque cada día se descubren más y más intentos de encubrirlo y ocultar pruebas de hechos recientes, perpetrados por las autoridades salientes, algunas de ellas con impunidad parlamentaria. Y eso que aún no se han investigado hechos anteriores a 1989, que hay por ahí mucha tela que cortar.
Lo malo es que las nuevas autoridades no se deciden a enviar a galeras a los culpables, muchos de ellos aún en funciones, pero doblemente peligrosos y dispuestos a sabotear a Lugo. Es que éstos ejemplares están ahora como gato panza arriba y poco dispuestos a vender barata la derrota. Pero ¿En realidad han sido derrotados los ladrones, o siguen agazapados para seguir con el carnaval de la puesta en saco de lo que resta?
Los recién llegados no se deciden a tocar esa batata caliente heredada de la administración (si así pudiera llamársela) de Nicanor Duarte. Pareciera que tuvieran temor de meter la mano en un hormiguero lleno de marabuntas… o, de acuerdo a la percepción ciudadana, tal vez estuvieran tratando de hacer migas con ellos para ver si por ahí deciden compartir el queso.
Nunca se sabe con los políticos, que por ahí deciden hacer pactos contra natura y seguir con la cleptocracia habitual, quizá pensando en que ya estábamos acostumbrados.



Se impone un sumario corte a la Corte
Desenvaina la espada de Themis: Chester Swann*.

Luque, 21 de noviembre de 2008.

Se avecina una larga lucha social contra los integrantes del mal llamado Poder Judicial. No sólo por parte de los campesinos, sino de la ciudadanía toda, harta de las injusticias de esa corte no tan suprema, salvo en el arte del desvío de sentencias al mejor postor. Sus integrantes —manchados con el deshonroso estigma de la desconfianza ciudadana—, se mantienen cínicamente aferrados a sus asientos, sin atisbo siquiera de un gesto honorable, como la renuncia indeclinable o el harakiri.
Aunque esto último sólo es viable en países que mantienen incólume la tradición de la vergüenza, como el Japón de los samurais. En nuestro país, ésta se ha perdido en los laberínticos meandros de la ilegalidad y el dolo, hasta el punto de ser materia ignorada dentro de la sociedad; ajena a todo escándalo que no sea de bragas caídas, en altares de amores ilícitos.
Los actuales miembros sostienen que sólo con el juicio político podrán ser removidos; y nadie puede comprender el porqué ya no lo han hecho, que causales sobran para ello. La única defensa posible para estos impresentables, es la mala voluntad política del congreso, por ser suinos del porquerizo propio de los colorados y uno que otro liberal. Pobre argumento, si los hay para mantener a esa corte sin milagros empotrada en el otrora honorable trono de Astrea-Themis. ¿Es que no hay traseros más dignos de tales curules?
Una maldición política, heredada de la mayoría colorada convencional, es el cuoteo partidario en la “selección” de sus miembros; cuando la lógica y la ética sugieren que los jueces de la nación deben estar ajenos a toda actividad partidaria. ¿Algún ilustre leguleyo podría explicar tal despropósito? Es probable que no falte algún sofista que justifique lo absurdo de la cuestión. Es natural —en este país del absurdo digno de una novela de Franz Kafka—, que surjan idiotas titulados más afectos a la astucia que a la inteligencia, capaces de justificar lo injustificable con rebuscada verba plagada de arcaicos latinajos.
Las disparatadas sentencias emitidas por esta corte suprema, son suficiente argumento para removerla sin dilación… si Lugo tuviera sus atributos varoniles bien puestos y su alianza patética funcionara sin óxido en sus engranajes. Bastaría que buenos abogados que realmente deseen la victoria de la justicia impulsen una reforma constitucional que, en este caso puntual al menos, no se debe actuar con paños tibios. Sin justicia no habrá ni libertad ni igualdad ante la ley.
Hay que darle un sumario corte a la corte ¡ya!. Estos escombros del viejo régimen no sirven para otra cosa que perpetuar las antiguas mañas de dictaduras perimidas, en las que el inefable don Cretildo esgrimía leyes como la 209 y la 297 contra la ciudadanía desde la fiscalía general, dejando a este otro: Rubén Candia Amarilla como heredero universal de la infamia.
Y para derribar este templo de la injusticia que es el poder judicial, repito, sólo se necesitan valor y patriotismo. El resto se nos dará por añadiduras.


¿Quién está más harto que quién?
Desparrama letras sobre el papel: Chester Swann*.

Luque, 23 de noviembre de 2008.


La reciente declaración del presidente Lugo a los periodistas, acerca de su estado de hartura personal por los problemas de seguridad, y, cuantos reclamos multilaterales agobian a su reciente gobierno, me inspiran algunas reflexiones para compartir.
Explicó a los medios que él debe ceñirse a la ley y no extralimitarse ni medio milímetro. Lo que me pregunto es ¿Por qué no se ciñó a la ley para hacer juicio político a “esa” Corte y a tantos ladrones, tramposos, quemadores de documentos y otros casos que están saliendo al tapete, justamente gracias a la prensa? Al no hacerlo perdió una magnífica ocasión de deshacerse de esa morralla; salvo que no sepa con quiénes reemplazarla.
Si sólo se limitara, Lugo, a cumplir y hacer cumplir las leyes, saldríamos rápidamente de este impasse que nos imponen los colorados deshonestos, que no acaban de irse. La esperanza de la mayoría era de que el nuevo gobierno desharía a las mafias políticas enquistadas en la administración pública “aplicando la ley”. Claro que para ello se debía contar con un poder judicial creíble y fiscales celosos de su deber. Hasta ahora muy pocos de ellos están haciendo buena letra. Varios fueron recusados con chicanas para apartarlos de los procesos, ante la complacencia de la actual Corte y los plazos se están extendiendo hacia las fronteras de la impunidad.
Puedo, a fuer de buen conocedor del ambiente ciudadano, asegurar a Lugo que su hartura es mínima comparada a la nuestra, por si le sirva de consuelo ante esta coyuntura. Creo que está en sus manos y en su voluntad, acelerar el proceso y retomar la legalidad perdida. Evidentemente Lugo está siendo asesorado por sus enemigos de confianza o algo peor, si algo pudiera ser peor que eso. Debería haber sabido que la tibieza no le serviría en esta lid contra los sinvergüenzas y sólo una saludable severidad lograría buena cosecha de resultados.
Hasta daría la impresión de que él está cada vez más sólo, apenas acompañado de sus poverettos del campo y abandonado de su base política urbana, que ahora quiere volar con alas propias. Si hoy toma decisiones expeditivas —aún dolorosas—, será apoyado por la ciudadanía, e incluso por los colorados decentes y liberales patriotas, que los hay sin duda. Pero debe tomarlas ya y no esperar que este congreso con dos malolientes cámaras sépticas lo haga por él.
Lugo tiene que reconocer que está aferrándose a un clavo caliente y rodeado de quienes han jurado destruirlo, por privarles de sus privilegios. No en vano los Galaverna, Ña Deló y otros de ese jaez han jurado retomar el poder, “a votazos o a balazos” si se frunce por ahí. Y ésos, están allí nomás, esperando sus metidas de pata, sus vacilaciones, sus traspiés y el fracaso final. Nunca se fueron del todo y aguardan su oportunidad de retornar a sus fuentes de riquezas malhabidas.
Un presidente está para hacer. No para esperar que otros lo hagan por él. La responsabilidad es sólo suya y, si teme caer mal o bien a tirios y troyanos, la historia lo recordará por lo que pudo haber hecho y dudó en hacerlo… cuando tuvo la ley en la mano.



Cien días pasan volando
Cronometra calendarios atrasados: Chester Swann*.

Luque, 25 de noviembre de 2008.

Mucha tinta se derrama en la prensa por los primeros cien días del gobierno post colorado de Fernando Lugo; presidente pintoresco si los hay, en esta tierra donde todas las teorías son sepultadas sin honores en el cementerio del olvido. Valga esta introducción en este tema, tan intranscendente como puede serlo el exigir cuentas extemporáneas a alguien que apenas empieza a caminar. Nadie hizo —al menos que yo sepa— una encuesta sobre los sesenta y ocho (desde Morínigo) años del coloradismo eterno, como aún lo llaman sus exégetas; pero se preocupan de estos cien días de escasos resultados, como si Lugo fuera Dios y omnipotente… o emisario de Lucifer para algunos ultraconservadores.
Pero aquí, en la tierra, nadie es omnipotente y mucho menos Dios, aunque lo haya servido como intermediario alguna vez por ahí en un perdido rincón del Paraguay. Tan perdido que hasta Dios pudo haberse olvidado que allí existen pobres, olvidados hasta del diablo.
Cien días, tras 22.165 días de gobierno colorado ininterrumpido, es casi nada. Apenas un minuto de este nuevo siglo; pero azuzado, ese minuto, por una larga y postergada impaciencia que recién ahora comienza a desbordar del cauce de la resignación. Pareciera que el prolongado silencio y las mordazas recientemente aflojadas incitan a opinar para que se acelere un proceso que nunca tuvo inicio, más que en papeles.
En este país la institucionalidad ha pasado a cuarto o quinto plano ante la avidez por la rapiña de recursos y fondos del fisco, desde hace bastante tiempo. Si se hubieran usado esos recursos con patriotismo y sabiduría, nuestro país no hubiera tenido necesidad de mendigar chequeras taiwanesas ni préstamos usurarios para “el desarrollo” del benemérito FMI. Ahora hay que poner todo en orden, hacer números y controlar desprolijidades pretéritas para saber qué nos depara el presente; que el futuro es aún incógnita a resolver.
Cien días pasan volando, sin billete aéreo ni pasaporte de cabotaje, y a tal velocidad que burla a los calendarios de la memoria. ¡Y qué interminables fueron esos años de coloradismo! ¡Tan lentos, que parecían pasos de caracol cojitranco en muletillas, a ritmo cansino de siestas caniculares! Hasta parecía que el tiempo se detuvo en el Paraguay, entre el paleolítico inferior y el político sub inferior. Y que conste que no tengo nada personal contra los colorados, que después de todo se limitaron a imitar a sus antecesores; ésos, que creían tener sangre azul y crearon guerras civiles cual si nunca hubieran conocido la civilización.
La política paraguaya, desde sus espurios orígenes coloniales, estuvo signada con el estigma del dolo, la traición y la tortuosidad de sus métodos conspiraticios. Hasta daría la impresión de que eran más discípulos de Maquiavelo que de Rousseau. Por fin, un marzo de 2006, apareció un chispazo al final del oscuro túnel de la desesperanza en la persona de un conocido obispo.
Ese obispo acaba de ser ungido presidente, tras iras y aflojes con el Vaticano, el nuncio apostólico del diablo y la CEP, y si todavía no llenó expectativas acumuladas, al menos sigue teniendo la confianza de la mayoría. ¿Qué podemos esperar de este gobierno, formado con muchos profesionales de vocación equivocada y nula experiencia en los laberintos florentinos de la intriga? Quizá honestidad incipiente y poco más… pero ese poco más es justo lo que le faltaba a este país.

La policía bajo sospechas…
Inspecciona con la lupa de la desconfianza: Chester Swann*.

Luque, 26 de noviembre de 2008.

La sorpresiva irrupción del fiscal Giuzzio y comitiva, escoltado por gorilas de la FOPE a las dependencias del Cuartel Central de la Policía Nacional, llamó la atención por ser la primera vez que ocurre en nuestra larga historia de descalabros administrativos.
Nunca ninguna autoridad civil puso en duda a la policía, aunque se sabía de los chanchullos que allí ocurrían, que eran secretos a gritos. Desde que recuerdo, desde los días en que el general Brítez manejaba la institución con mano de hierro, la policía manejaba bandas de robacoches, asaltantes, traficantes y ventas de “seguridad” a conocidos hampones de frontera. Hasta el “gordo” tenía su propio aparato delictivo amparado por su concesivo papá.
Tampoco el general Sánchez, puesto por Rodríguez tras el golpe, tuvo los dedos mancos, llenando la institución de fantasmagóricos agentes que, tras cobrar en planillas, se diluían en el enrarecido aire que rodeaba a la misteriosa institución. No había fiscales ni jueces que se animaran a enjuiciar a tales militares que hacían y deshacían a su antojo; toda vez que se beneficiaran sus faltriqueras insaciables.
Sorprendió a la opinión pública que fiscales y un ministro del interior allanaran a una institución verticalista, militarizada y jerárquica como ésa. Y mucho más, que lacraran oficinas allanadas en busca de “irregularidades”; aunque la opinión pública sabe que en el gobierno, en todas sus dependencias, lo irregular es la norma y no la excepción. Al menos los colorados nunca se preocuparon en disimularlo, en la errónea creencia de ser eternos en sus cargos y a salvo de toda justicia humana.
La policía, ésa policía, conformada por garroteros vocacionales robotizados por la obsecuencia indebida, maestros de la brutalidad, poco aptos para las artes marciales, las ciencias humanas y el correcto uso de la deducción inteligente, debe desaparecer. Se debe echar sin contemplaciones a todos los que iniciaron su carrera como perros de presa de la tiranía de Alfredo Stroessner. Será mucho más fácil crear una nueva institución, sana, honesta e inteligente, con jóvenes graduados universitarios (derecho, medicina forense, administración, psicología, etc.) ajenos a las malas artes de los viejos oficiales escalafonados bajo jerarquías sospechosas, donde la antigüedad prima sobre la competencia. Será mejor sanearla por medio de amputaciones sumarias de cirugía profunda, antes que cambiar a meros “fusibles” para no cambiar nada.
La policía (y las demás instituciones del estado), está corroída por la gangrena de la corrupción, porque maneja dinero antes que ideales. Está devorada por el cáncer de la ambición, que ha superado a los anticuerpos del patriotismo y el servicio desinteresado a la sociedad. La ambición del tener, ha dejado de lado al ideal del Ser y esto que queda, es un resabio no extirpado de viejas tiranías donde a la policía le ha tocado hacer el trabajo sucio de reprimir, torturar y asesinar a disidentes. ¿Es esta policía la que nos merecemos, tras largo sufrimiento de vivir en la oscuridad del miedo?
Necesitamos una nueva policía, educada para la libertad y la responsabilidad social; una institución confiable y patriótica que desdeñe las mieles falsas de la corrupción, el prebendarismo y el lucro fácil al margen de las leyes. Necesitamos una policía identificada con la sociedad y no simples pretorianos o asesinos a sueldo al servicio de quien pague más. Necesitamos una policía ideal y no simples pistoleros uniformados de gatillo fácil.
Es decirlo en pocas palabras: necesitamos una policía inteligente y eficaz, más en función preventiva que represiva; que sea el brazo derecho de la justicia, antes que el brazo oculto del hampa.

Yasyretã y la alta ingeniería de la corrupción
Alza la cota de las sospechas ciudadanas: Chester Swann.

Luque, 28 de noviembre de 2008.

Si bien muchos estamos ajenos a los manejos internos de las binacionales —por razones bien conocidas del “secreto de estado”—, la prensa nos da cada tanto alguna que otra información… después de llenarnos durante años de propaganda, tendenciosa, costosa e innecesaria de esas entidades, en páginas y pantallas de TV.
Sería redundante citar los hechos, ahora investigados por los nuevos administradores, ya que la prensa se encarga de desnudar cifras y frases. Todas colindantes con las picardías de quienes usaron y abusaron de las obras no ejecutadas, productos sobrefacturados, indemnizaciones falsas y cientos de ítems más.
La descripción menemista de “monumento a la corrupción” va quedando corta y apretada como ropa vieja. Cabría mejor “corrupción monumental” planificada y avalada por ingenieros de ambas márgenes del Paraná. Ingenieros hábiles, por cierto, en el arte de multiplicar beneficios personales y maleficios colectivos. Lo sorprendente es que hubieran dejado tantas huellas de la infamia, como si se consideraran indestructibles e inexpugnables a contralores y fiscales.
Este ciudadano —con el escepticismo amotinado por la experiencia y las esperanzas rendidas a la decepción—, poco espera de las autoridades judiciales actuales. Son las mismas que estaban durante la época en que las irregularidades eran norma, por lo que, poco aguardo de su diligencia y celo rectificador. Casi todos los intentos similares en Itaipú, fueron chicaneados con recusaciones ridículas a fiscales y poco se espera del desafuero de Bernal. Los “recaudadores” de puertos, fueron prontamente liberados, pese a las abrumadoras pruebas de sus felonías y no hubo consecuencias de las intervenciones fiscales.
En cuanto a los recientes piromaníacos de pruebas, sabido es que, apenas pisaron tras las rejas fueron liberados de polvo y paja como buenos chicos. Las autoridades de la justicia, evidentemente están de parte de la corrupción y el dolo, aunque no hesiten en condenar a inocentes o bagatelarios ladrones de gallinas.
Lugo la tendrá muy dura en este período, si insiste en mantener en planillas a quienes han demostrado suficientes méritos para ser destituidos y dados de baja deshonrosa de sus funciones, solamente “por no pisar la ley”, según sus expresiones… o molestar a los sindicatos de truhanes de los entes públicos. Debe saber que tendrá sabotajes y cáscaras de banana a cualquier iniciativa de transparencia u honestidad administrativa. Y dejar impunes o intocados a los viejos camanduleros, es pisar la ley, aunque no se anime a tomar al toro por los cuernos.
Si ahora no aparta a quienes están bajo la lupa y con pruebas, mañana será tarde y los anunciados cambios quedarán en expresión de buenas intenciones, ésas que pavimentan los caminos que conducen al infierno. Sólo que será la ciudadanía la que sufrirá las consecuencias de ese infierno. Los otros, los ingenieros de la corrupción, ya compraron el paraíso y la fresca viruta al contado rabioso.


Cien días a trancos y barrancos
Piensa a tientas y con muletillas: Chester Swann.


Luque, 2 de diciembre de 2008.

Hoy, entre las 09 y las 12 AM se realizó en el Granados Park, hotel postinero si los hay, una evaluación del CIRD sobre los primeros cien días de este gobierno, bajo la conducción de una ONG representada por Alejandro Vial Saavedra, quien se explayó sobre decretos, encuestas, fortalezas y debilidades a enfrentar. Entre lo positivo, dijo Vial Saavedra, se resaltó la lucha contra la corrupción, aunque su parte negativa fue la impunidad propiciada por chicanas judiciales y un poder donde la justicia brilla… por su ausencia.
Me llama poderosamente la atención los financiamientos de la fundación AVINA, subvencionado por una empresa suiza, fabricante de los cancerígenos techos de fibrocemento “Eternit” y muy cuestionada por los ambientalistas serios. También el NED (National Endowment for Democracy, que es nacional fuera de esta nación, pero actúa como si fuese nativa), una suerte de tentáculo de la CIA y su brazo diplomático USAID. Pues a veces cuando la limosna es grande… los santos desconfían, y, es de algunas de esas entidades cuya generosidad suele despertar sospechas, que suelen financiar supuestas democracias dependientes o unidas en vasallaje a las transnacionales. Es decir: democracias políticamente correctas.
Y no es que uno esté contra esa cosa misteriosa y mítica llamada “democracia”, ni contra partidos políticos tradicionales, sino contra las penetraciones silenciosas de empresas sospechosas de contaminar suelos y conciencias para ganar dinero fácil. De todos modos, escuché con atención al expositor, mirando medio de reojo a una bella y silenciosa dama que, en lenguaje gestual de sordomudos, transmitía en silencio las palabras del mismo.
Los materiales distribuidos a los espectadores fueron bastante ilustrativos. Había que tener fe en que este gobierno al menos intentaba hacer bien las cosas; que ése era el mensaje. Toda duda sería considerada subjetiva, producto de emociones mal contenidas o impaciencia largamente frustrada.
Pero sigo pensando en que Lugo pudo hacer mejor las cosas, desmantelando el actual poder judicial para tener vía libre de sanear las instituciones. El resto habría venido por añadiduras, que la impunidad colorada no es producto sólo de abogados chicaneros, sino de una pesada estructura concebida para delinquir discrecionalmente desde el poder… o ser absueltos cual impolutos querubines fuera de él.
Evidentemente el CIRD y sus patrocinantes tienen buenas intenciones; como las que adoquinan el camino al infierno. Me hubiera gustado, aunque fuese por unas horas, ser el ciudadano conformista, crédulo y mediatizado; sólo para creer que Lugo hizo bien las cosas en menos de tres meses, aunque sin tocar más que de refilón las estructuras heredadas. Lamentablemente se impuso mi escepticismo largamente adquirido y, aunque me pusiera a analizar cifras, gráficos tortas, diagnósticos y monitoreo de medios y opiniones, no sacaría conclusiones favorables al nuevo gobierno.
Principalmente porque los colorados no fueron desalojados del poder y siguen estando ahí, metidos en el congreso, en el poder judicial, en los entes y dondequiera se pueda seguir robando sin ser culpables.
Lo único que ha cambiado es que ahora están en libertad vigilada y si roban deberán hacerlo con disimulo y sin la soberbia ostentación de antes. Gatopardismo, que le dicen.

PARAGUAY:
entre el socialismo bolivariano del siglo XXI
y la perimida barbarie criolla del siglo XX.


Duda con absoluta seguridad: Chester Swann.

Luque, 4 de diciembre de 2008.

Voces airadas y mediáticas se alzan en furiosas volutas al éter, e inundan con renegrida tinta las páginas de los medios de distracción masiva; a causa de la presunta injerencia venezolana para atraer a nuestro país al UNASUR, como si Chávez fuese Belzebuth atrapando almas para el infierno con caña de pescar. Y fíjense que no exagero, que nuestros conservadores “liberales” aún medran mentalmente en el medioevo inquisitorial, aunque simulen vivir en el siglo presente y en democracia.
Y estas prédicas de los profetas apocalípticos del desierto son profusamente alimentadas por los Grondona, los Montaner, los Oppenheimer, los de la “fundación Libertad”, los alfadiabéticos de acero oxidable, los mitristas Vargas Peña, los Jaeggli y otros próceres de la “libre” empresa. Y de seguro engolosinados con dólares de algún generoso cártel aceitero del Norte o de alguna petroquímica especializada en agentes naranjas y semillas cancerígenas de torcido abolengo.
Pareciera que la orientación lateral algo zurda, es cierto —de muchos países del otrora humillado Sur— provocara la alarma de quienes siempre se creyeron dueños de un supuesto backyard (patio trasero, para los desinformados de siempre). Algunos gobiernos de aparente tendencia de izquierdas, como Chile, Brasil y Uruguay apenas suscitan roncha a los de allá arriba, por su tibieza poco radical y tendencias algo descafeinadas. Pero no es de ignorar que Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Ecuador, Bolivia, Argentina y Guatemala estén reclamando soberanía a las transnacionales del Big Business, tras décadas de ser poseídos sus recursos, a precio vil de bananas y café de Frutas Unidas & CIA.
Si bien Lugo es el niño mimado de Washington… al menos por ahora, no es menos cierto que su pendularidad ideológica despierte la alarma de la “intelligentsia” neoliberal criolla, que ha desatado una campaña mediática y apocalíptica de “advertencias”. Pero, me pregunto, si Chávez es más malo y cruel que George “Widiot” Bush, que en materia de cadáveres cosechados en el mundo, gana por goleada. ¡Y ni hablemos de las cámaras clandestinas de tortura de la benemérica “Compañía” o las jaulas guantanameras! La cantidad de condenas a muerte en Texas, en su época de gobernador del estado, supera bastante a los fusilados en Cuba en cincuenta años, por crímenes cometidos por los hombres de Batista.
Y este escriba de lo imposible no cree que el nuevo faraón moreno del imperio será mejor, ni más humano que el que se va. Tal vez hasta sea más inteligente y simpático, eso sí; pero no menos duro y depredador que cualquier halcón republicano. Además, es buen cristiano y hasta tiene pastor, aunque espero que éste no sea Roger Kimball ni Billy Graham o Jimmy Swaggart, ultraderechosos y fachos si los hay.
El llamado “eje del mal” está encendiendo inusitadas luces rojas de alarma, como si el pensamiento bolivariano le fuera a quitar el sueño a los hermanos del norte… o el apetito. Nada más errado. Ni siquiera Castro fue nunca una amenaza para los Estados Unidos, pero sigue tan campante como un Johnnie Walker cualquiera. Además, hay que reconocer que Chávez no es Venezuela, ni Lugo tiene pasta de radical. Creo, sinceramente, que la bien alimentada campaña mediática es más producto de la angurria por dólares de donativos boreales (NED, USAID), que por causas ideológicas aún no confirmadas.
Ya no estamos en una guerra fría y no son tiempos de guerras sucias, como las emprendidas contra Jacobo Árbenz, Juan Bosch, Juan José Torres, René Barrientos, Omar Torrijos, João Goulart o Salvador Allende. Hasta los tan temidos izquierdistas se han aggiornado optando por la socialdemocracia; en tanto que, las corporaciones siguen con sus maléficas mañas de muy antiguo y no tienen visos de cambiar de hábitos depredadores de recursos; que de eso se trata y no de otra cosa.
América del Sur tiene muchos recursos, como para dictar pautas e imponer su cosmovisión en el nuevo siglo… si no nos dejamos engañar de nuevo por la “democrática” prédica de los antiguos dueños del patio trasero, que se resisten a ser desalojados con todo y Doctrina Monroe.



¿Pacto de gobernabilidad…
…o contubernio masónico-político?


Escribe la letra chica de las planchas: Chester Swann*.


Luque, 5 de diciembre de 2008.

El presidente del congreso, Enrique González Quintana, propuso hacer una reprise del famoso Pacto de Gobernabilidad, que diera una frágil y efímera legitimidad al fraudulento gobierno de Juan Carlos Wasmosy, que no fue otra cosa que un enjuague entre masones, en el Templo de la Gran Logia Simbólica del Paraguay de Palma casi Colón. El objeto de ese pacto era de integrar una corte a la medida de los partidos políticos, pero finalmente los colorados hicieron lo suyo descartando a sus adversarios.
No iré a hablar de aquél pacto, cuyos magros resultados fueron apenas la impunidad de algunos ladrones de guante blanco, mandiles bordados y grados simbólicos, y la irrupción de los H:.H:. (honorables hermanos, en plancha al uso) en el poder judicial, para solaz y tranquilidad de quienes se disponían a desvalijar al país sin exponerse a los rigores de la ley.
Y los resultados están a la vista y paciencia de todos: la desvergüenza y las injusticias que reinan en el Paraguay, a causa de dicho fugaz contubernio, al que quieren revivir ahora, ampliado pero no corregido, que los hermanos averiados vuelven al ataque con el objeto de mantener un statu quo y un paquete partidario de cuoteo de la corte, fiscalías y juzgados. Evidentemente, calculan dónde puede apretar el zapato y saben que una eventual reforma constitucional puede cortar con los actuales privilegios e impunidades heredadas.
En la foto de UH se los ve a González Quintana y Tito Saguier departiendo amablemente, como abriendo el paraguas ante una inminente reforma constitucional y la renovación —no sólo de la corte, sino de toda las reglas del juego político nacional—, que hará trizas muchos privilegios y fueros que han causado esta dèbàcle política, desde el siglo XIX a la fecha.
Es cierto que el Gran Arquitecto permanece indiferente en su Empíreo metafísico, ya que al menos allí no se sufren los efectos de esta oscura sociedad que se proclama de filántropos y filósofos, pero la integran la flor y nata de los empresarios de frontera, jueces venales, fiscales complacientes y ministros corruptos, además de algunos que otros ciudadanos intachables… que sirven de pantalla al resto. Dada la exigüidad de este espacio, me es imposible transcribir la extensa lista de personalidades honestas y canallas que integran esta sospechosa fraternidad, que constituye una suerte de estado dentro del estado.
Fui criado entre masones, pues tenía tíos, abuelos y conocidos de éstos durante mi infancia y juventud; pero eran otros tiempos en que la hermandad prefería la calidad antes que la cantidad y las bolillas negras se prodigaban generosamente a quienes, por razones poco claras, deseaban formar parte de las logias y había reticencia en aceptarlos.
Ahora, cualquier abogadito tramposo, comerciante agiotista, contrabandista, policía o militar recibe iniciaciones y hasta existen logias truchas y cenáculos clandestinos por ahí, donde reina el más disoluto y promiscuo compadraje corporativo, cual cambalache discepoliano. Y es en este cambalache, donde medran quienes inficionan la justicia, la ética y propician la impunidad de los transgresores.
Si miramos a los sentados en el banquillo en los casos más escandalosos, sus abogados, jueces y fiscales, encontraremos logias enteras dándose la mano tras las cortinas, congelando expedientes calientes, dando dictámentes tibios o dictando sentencias absolutorias a los “hermanos” en dificultades. Y no a cambio de un apretón de manos precisamente; sino de generosas dádivas al Gran Cofre y a los Grandes Maestres.
Al menos, cotejando una extensa lista (cuya demografía se habrá incrementado desde entonces), proporcionádame por un ex alto secretario y Gran Canciller de la orden, encuentro cada vez más evidencias de dichos contubernios; sin que los hermanos honestos, que también los hay, asienten en planchas su disidencia o disconformidad. Los tribunales masónicos tampoco funcionan, al igual que cualquier tribunal partidario o corporativo, en contra de sus miembros averiados.
¿Qué nos traerán los venerables hermanos con este nuevo “Pacto de gobernabilidad” que intentan revivir ahora? De seguro más de lo mismo de siempre y ninguna sorpresa, que quienes los conocemos ya estamos curados de espanto. Y quisiera, por este medio, recordar a estos ¿venerables? hermanos, que el verdadero iniciado NACE. No se hace en ninguna logia a cambio de “contribuciones”, sino con una conducta austera, acrisolada en la alquimia de la transmutación vital.

1 comentario:

JETCOLOUR dijo...
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