viernes, 28 de octubre de 2011

Quiénes están detrás del XXI Foro de
Jefes de Estado 
Iberoamericanos?
Doris R. Paredes  y Chester Swann (para LA CHISPA) www.chesterswann.blogspot.com

Es innegable que desde los tenebrosos tiempos de la Guerra Fría hemos sido manipulados por poderes oligárquicos que han ejercido presión sobre nuestros pueblos: la OEA, la ONU, el Banco Mundial, el Fondo monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo,  entre las entidades visibles y superestados dentro de nuestros estados.
Uno de estos manipuladores, Enrique Iglesias, del BID ha impuesto préstamos fraudulentos y usurarios a nuestro país y financiado a la dictadura dentro del Plan Cóndor y las “reformas educativas” desde 1957 en  adelante, que hicieron decaer al intelecto de manera deplorable.
Más de 160 millones de dólares del BID fueron dilapidados por nuestros políticos, “asesores” y consultores extranjeros que vinieron a darnos recetas de desarrollo y sólo enriquecieron a los oligarcas de la 2a. reconstrucción colorada, manejada por el Dr. Gildo Porto Guerra, gerente residente del BID en Paraguay, uno de cuyos hijos: Ireneu Teixeira-Guerra fue condenado por el homicidio de Mbopí Aguirre en los 80. 
¿Hizo la Contraloría algún segumiento de los “préstamos” del Bid durante la era de la “segunda recosntrucción” hasta nuestros días?  Debemos suponer que estará muy ocupada en otra cosa y está agobiada de ttrabajo.  ¿El Congreso nacional?  Tampoco, pues estará aún contando las treinta monedas ganadas por vender el país a Monsanto, Río Tinto, los brasiguayos, la energía, etc.  ¡Pobrecitos, ellos!
Toda Latinoamérica conoce la sinuosa y nefasta trayectoria del BID, verdadero anfitrión en las sombras de este XXII Foro en curso y es altamente probable que algún vacío presidencial ha sido para esta benemérita entidad y su presidente: Iglesias, antes que para el genuflexo Lugo.
¿Saldrá algo positivo de este cónclave, con más dispositivos de seguridad que ideas claras?  No lo podemos saber al no poseer sibilinos dones proféticos.  Apenas elucubrar que habrá más de lo mismo de siempre ―omnipresente en todas la cumbres que en el mundo se han dado―, fotografías mediáticamente sonrientes, declamaciones rimbombantes y promesas huecas de integración… y paremos de contar.
¡Y ojalá nos equivoquemos, aunque sea una sola vez!

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